Spota y la nueva versión de Casi el paraíso
Spota nos cuenta la historia de un padrote internacional de sórdidos orígenes, que se hace pasar por príncipe europeo para goce y disfrute de la nueva y macuarra high society política naconal.
El panorama literario nacional es casi tan aburrido y predecible como las intenciones del PRI de salvaguardar el ejercicio democrático del debate de la reforma energética implementando la manera de distribuir tamaños pantallones en San Lázaro para que a los legisladores se les vaya una ley secundaria, pero no una barrida con los tacos por delante.
Ante tales circunstancias me aproximo a Luis Spota, un autor casi olvidado fundamentalmente por la cercanía al poder y las chorromil novelas que escribía al año con vocación mercachiflera.
Sin embargo, tiene una novela seductora, Casi el paraíso, que no solo le aplica un tacto rectal a la folclórica burguesía nacional de los 50, sino que consigue que ese retrato caricaturesco permanezca hasta nuestros días.
Spota nos cuenta la historia de un padrote internacional de sórdidos orígenes, que se hace pasar por príncipe europeo para goce y disfrute de la nueva y macuarra high society política naconal. Contada con velada ironía y cinismo rapaz, la historia parece escrita ayer.
Incluso ahí se dan elementos suficientes como para empezar a entender cosas muy del momento. Tal sería el caso de Catémoc Gutiérrez que, a pesar de haber sido bañado en agua bendita por sus defensores de oficio para convertirlo en algo más bueno, santo y puro que la pinchi Sota, de todos modos en el PRI se lo quieren empalar.
De hecho la justicia tricolor parece más capacitada para la acción que la procuraduría defeña.
Así pasa cuando sucede, los nuevos ricos siempre tendrán nostalgia de la prosapia ajena. Cosa que se confirma con la abdicación de mirrey Juan Carlos de España. Él, a pesar de la persistente comisión de excesos de adolescente en tachas, de su actitud de papalord sateluco, de su constante participación en actos como de Oceanografía, no se diga la voracidad de su parentela, en México es muy apreciado.
Como sea, en la patria mexica casi hubo más drama por la abdicación y la fiebre antimonárquica que se ha desatado en España que por la fractura de Luis Montes. Y eso que el drama pambolero era como Lo que callamos las mujeres.
Luego de leer Casi el paraíso, queda descrita nuestra vocación aristocrática. Por si en España deciden echar a patadas a la monarquía, acá habrá mucho Miramón y Juan Nepomuceno Almonte para traerla a dignificar México y que se hablé de tú con nuestra realeza: las Ladies de Polanco, La reina del Pacífico, #LadySedesol, el Príncipe de la canción.