Sr. Sánchez Navarro: qué asco

Los estatutos de GAP no pueden estar por encima de la Ley del Mercado de Valores.

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Es asqueroso el episodio por el que Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) está intentando evitar que su accionista Grupo México ejerza sus derechos plenos.

Quien haya seguido el caso habrá visto que, de acuerdo con la información principalmente hecha pública por Grupo México, de Germán Larrea, esta empresa minera y ferroviaria ha jugado con las reglas del juego y de con acuerdo a la ley, haciendo pública su intención de adquirir cada vez más acciones de GAP en el mercado accionario.

No obstante, la empresa aeroportuaria se resiste, aduciendo que sus estatutos no permiten que un accionista acumule más de 10 por ciento del capital (lo que viola la ley porque cualquiera puede comprar títulos accionarios en la Bolsa siempre que se los vendan, y a Larrea ya le vendieron muchos).

Un aeropuerto suena muy bonito; pero no es otra cosa más que un inmueble. En él se estacionan, despegan y aterrizan aviones, y se debe proveer mucha seguridad. No hay más glamour en este negocio, excepto por lo focal que resultan las localizaciones para la dinámica económica de una zona del país y por las tienditas que te rentan los espacios comerciales.

Se nota en el dejo, la opacidad y la marrullería de GAP, de qué va el carácter de los empresarios que hoy le controlan. ¿Alguien ha escuchado al señor Eduardo Sánchez Navarro hablar públicamente para defender a su compañía? Y aunque si bien es cierto que Germán Larrea tampoco aparece por ningún lado, en este caso todos los elementos a evaluar permiten concluir que al de Grupo México es a quien le asiste la ley.

En México hay muchos millonarios que heredaron fortunas creadas por sus padres o sus abuelos. Algún mérito tienen por no habérselo gastado todo; pero deben entender que las reglas del juego en el mundo de los negocios nos aplican a todos, y que el sombrero de bombín que portan tendría más legitimidad si no se asumieran como mandamases del país.

Los estatutos de GAP no pueden estar por encima de la Ley del Mercado de Valores, así como las reglas de un macho golpeador en casa no pueden estar por encima de los derechos humanos y civiles de cualquier mujer. Así de simple. 

El señor Sánchez Navarro ya hasta hizo que me cayera bien Germán Larrea. 

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