Suerte, Rocío, mucha suerte

Hablar de los Rebollo es hablar de Gómez Palacio. Y hablar de Gómez Palacio es referirse a lo más sórdido de la guerra contra la delincuencia organizada.

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Rocío Rebollo sacó el pecho ayer para afirmar que no se va, que venga lo que venga se mantendrá como presidenta municipal de Gómez Palacio, Durango, hasta que concluya su periodo, el último día de agosto. No tirará el arpa para buscar una candidatura a diputada local ni se dejará intimidar por los criminales. Valiente.

Mucho se ha hablado en las últimas horas sobre esta mujer de 47 años que, desvalida, sin policía propia, vio cómo una banda criminal de la región quemaba y destruía el lunes cuatro locales comerciales de su familia en la dolorida Comarca Lagunera.

Rocío no ha tenido reparo tampoco en afirmar que el nuevo esquema contra la violencia en su municipio, diseñado y orquestado por las fuerzas federales, la ha dejado completamente sola.

Me dieron en la madre, tengo miedo, soy humana, ha repetido la hija del célebre José Rebollo, dos veces alcalde de Gómez Palacio. Hablar de los Rebollo es hablar de Gómez Palacio. Y hablar de Gómez Palacio es referirse a lo más sórdido de la guerra contra la delincuencia organizada. Y ya son muchos años, muchos secuestros, extorsiones, muertos.

Por eso es una gran noticia saber que perviven funcionarios que no se quieren rendir, como sí hicieron varios presidentes municipales de Tamaulipas que huyeron de sus ayuntamientos y abandonaron a sus gobernados para mal despachar desde Estados Unidos.

Suerte, Rocío, qué gran lección. Suerte, no debe ser fácil vivir sitiada por quienes, por lo pronto, quieren matarte de pánico. Por el bien de Gómez Palacio, de la Comarca, de todos, suerte, Rocío.

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