El accidente ocurrido el lunes pasado entre dos autobuses en la carretera Mérida-Progreso, con saldo de más de 20 lesionados y afortunadamente ninguna muerte, ocurrió, según los primeros reportes, por el descuido del chofer de la unidad de Autoprogreso que venía “ligando”, con una pasajera que estaba en la primera fila. Un descuido al volante ocasionó que choque por alcance a la otra unidad.

El conductor que causó este hecho tuvo mucha suerte de que su irresponsabilidad lo proyectara contra otra unidad del mismo calibre, de haber sido un auto particular la historia tendría un final diferente. No es de extrañar que el sistema de transporte no sea para presumir.

Cuántos reportes no se leen en la redes sociales, de conductores de autobuses, minibuses, taxis y combis que van hablando por el celular y lo hacen durante todo el recorrido de sus rutas; cuántas veces no se ha visto a los familiares de los conductores del transporte urbano que van sentados junto al chofer sobre el bote de basura, sean niños y adultos; cuántas veces en el primer cuadro de la ciudad frente a un policía, estos sujetos cruzan en rojo, aceleran a más de la velocidad permitida  y se quedan atravesados sin importarles obstaculizar las calles. ¿Hasta cuándo seguirán jugando con la suerte?.