El super caracol

Ocultamos nuestra verdad, temiendo ser rechazados, sin pensar que lo más valioso de nosotros es nuestro YO.

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Esta es la  historia de un caracol muy especial. Surcaba el espacio a voluntad; lo mismo podía estar en la luna o en una estrella, que en su planeta madre… la tierra.Gozaba de libertad y  solamente se lamentaba de tener que cargar con su voluminosa concha por todos lados, porque le hacía pensar que era lento y feo.

Una bella mariposa de grandes ojos, sonriente boca y alas de hermosísimos colores, se prendó de él y le dijo: “Te admiro por lo que  cuentas… visitar todos esos lugares debe ser maravilloso”.

Cada vez que la bella mariposa se acercaba cuando él tomaba el sol, le hablaba de sus viajes espaciales. Ella lo escuchaba emocionada y admirada por la sabiduría de caracol. Caracol estaba seguro de que la  hermosa mariposa ni sospechaba que la voluminosa concha que estaba atrás era parte de él… y no pensaba decírselo, porque… ella seguramente  se alejaría y él moriría de tristeza.

Sus largas horas de plática, cada vez que ella se acercaba, fueron haciendo su relación más cálida y también indispensable.
Caracol  empezaba ya a sufrir pensando que debía confesarle que no era realmente bello, como ella decía al verlo, porque esa concha voluminosa que estaba detrás era parte de él.

En varias ocasiones que la mariposa llegó a buscarlo, optó por esconderse en la concha y cuando ella agitaba sus bellas alas y llamaba: caracol… caracol… él fingía no oír y permanecía dentro  para que ella pensara que no estaba ahí,  que estaba en alguno de sus viajes.

Pero un día que tomaba el sol, llegó la mariposa y le dijo: ¿Por qué a veces te escondes dentro de tu hermosa concha? Caracol enrojeció de vergüenza y de rabia al comprender que ella no gustaba de él precisamente por sus ojos ni sus antenitas. Lo que había tratado inútilmente de ocultarle era paradójicamente la parte de él por la que ella se sentía atraída.

Pretendemos ocultar nuestra verdad, temiendo ser  rechazados, sin pensar que en esa verdad está lo más  valioso de nosotros, el verdadero atractivo de la persona: nuestro YO.

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