Taxistas ante Hacienda

Muchos quintanarroenses que recibieron una o varias placas de taxi como pago a sus “servicios” al gobierno en turno...

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Muchos quintanarroenses que recibieron una o varias placas de taxi como pago a sus “servicios” al gobierno en turno, cubriendo sólo una cuota mínima a la Secretaría Estatal de Hacienda que ascendía más o menos en 348 pesos de manera bimestral (si es que la pagaban), dependiendo de si el servicio se prestaba en Chetumal, Cancún u otra ciudad del Estado, ahora tendrán que desembolsar una cantidad significativa.

Los eternos beneficiados del sistema político deberán pagar el Impuesto Sobre la Renta y el Impuesto al Valor Agregado del 16 por ciento, como parte de los nuevos ordenamientos de la Reforma Fiscal, algo así como dos mil pesos al mes en caso de que, por ejemplo, su placa la renten en siete mil pesos, que podrían cubrir aumentando la liquidación que reciben del denominado “martillo”, que no tiene más opción que trabajar para otra persona, casi siempre un político adinerado.

Estos cambios obedecen a que las autoridades hacendarias federales consideran que así habrá más equidad para todos –aunque el recurso recaudado sea despilfarrado–, puesto que los taxistas o los dueños de sus propias placas realizan una actividad económica remunerada y están obligados a pagar impuestos, como cualquier hijo de vecino.

Por supuesto que a muchos ex funcionarios que cuentan con cinco o seis placas de taxi distribuidas entre sus familiares les pesará pagar esos dos mil pesos por cada una de ellas, pero aun así, sus ingresos no son nada despreciables, tomando en cuenta que su único “esfuerzo” fue poner cara de víctimas al momento de solicitar la placa al gobernador en turno por el pago de su silencio o complicidad.

Lo mejor sería que sólo tuvieran una placa, y las que están a nombre de prestanombres – casi siempre sus propios familiares– sean entregadas a los martillos que se la pasan trabajando toda su vida y no reciben más que una remuneración, producto de muchas horas al frente del volante y casi sin ninguna prestación social.

                                           Santa salvación a la vista

La próxima temporada vacacional de Semana Santa puede ser un tanque de oxígeno para los alicaídos prestadores de servicios turísticos, quienes tienen al alcance de la vista una oportunidad muy valiosa que deben aprovechar al máximo, dejando a un lado los lamentos.

La tarea es de todos: taxistas, restauranteros, hoteleros, policías preventivos, agentes de tránsito y público en general, ya que el turismo puede llevarse una buena o mala impresión, que es a fin de cuentas la campaña que puede inclinar la balanza a favor o en contra. 

El sur de nuestro estado también debe recibir los beneficios de esta derrama económica, generada en su mayor parte por el turismo nacional.

 

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