Te quiero, Papá

Por alguna razón que desconozco, el Día del Padre no suele tener el rango de festejo que tiene la celebración del 10 de mayo...

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Por alguna razón que desconozco, el Día del Padre no suele tener el rango de festejo que tiene la celebración del 10 de mayo. Y aunque toda la semana pensé en el tema, y en tratar de explicar por qué había una devaluación de la fecha, no llegué a una conclusión suficiente, aunque sí entendí que la mala fama de algunos irresponsables y su ausencia provocaron que en el tercer domingo de junio ni siquiera los comerciantes tengan esperanzas de ventas similares a los niveles de ganancia que dejan el Día de la Madre o del Niño.

Tengo que decir que conozco muchos hijos que el Día del Padre felicitan a su mamá, porque se ha hecho cargo de ellos o bien porque la figura paterna no es la que esperan, aunque según datos del Inegi, ocho de cada diez familias tienen un varón a la cabeza de la misma.

Yo, me considero afortunada, ya que me tocó un padre responsable y buen proveedor, pero sobre todo un hombre con alma de niño que supo dedicar tiempo a la educación y los juegos, las obligaciones y las travesuras, el respeto, el civismo y el amor.

Además, conozco a otros padres o figuras paternas que han sabido cumplir con sus hijos y cada vez son más los varones que se quedan al pendiente de quienes la vida les pone a su cuidado en tiempos que el modelo de familia tiene otros matices.

Incluso quien me convenció de escribir esta columna es un hombre con un horario laboral complicado, a quien admiro por el esfuerzo que hace todos los días para despertar y llevar a su hija a la escuela. Pero no sólo eso, además se ocupa de impulsar en ella metodologías que requieren tiempo a fin de que su desarrollo sea el mejor posible.

Insisto, es admirable en estos tiempos, en que los niños tienen menos espacios libres para actividades físicas y donde todo se reduce a una pantalla que con juegos, letras o imágenes que pretende entretener para no molestar, aumente la cifra de hombres que deciden cuidar hijos que procrean o adoptan.

La idea de celebrar el Día del Padre se originó en 1909, cuando una mujer llamada Sonora Louise Smart quería homenajear a su progenitor que crió a sus hijos a pesar de que su esposa había fallecido. Pero fue hasta 1966 cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson,  firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como Día del Padre en Estados Unidos. Más tarde, México y otros países en América Latina adoptaron el festejo de forma oficial.

De ahí en fuera, es difícil encontrar más datos que nos permitan tener una imagen de lo que sucede con la paternidad en México. Incluso busqué estadísticas en el Inegi y no encontré, aunque sí hay información del Día del Niño.

Saber cuántos hombres mexicanos serán festejados este Día del Padre es prácticamente imposible, pues no existe información detallada sobre la demografía de la paternidad en México.

Al final, yo creo que el Día del Padre debería tener el mismo peso que otras fechas, porque el amor no se debe medir, aunque en ocasiones las circunstancias nos hacen contabilizar lo que entregamos.

Feliz domingo para los hombres, que su ejemplo transcienden en esta vida. ¡Qué Dios los bendiga!

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