Tentando a la muerte

México es de los pocos países que permiten la circulación en carreteras de esos gigantes que mueven los bienes de consumo.

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Sabe usted qué va a pasar tras el accidente ocurrido en Ecatepec, donde murieron 24 personas por el incendio de un transporte de gas? Nada. Cada vez que un accidente como el de la semana pasada ocurre, todos los implicados en el tema de los camiones  “doblemente articulados”, “doble semirremolque”, “fulles”  o T3-S2-R4 y T3-S2-R3, se rasgan las vestiduras, empezando por la SCT y terminando con la Canacar y la Conatram. Tras disiparse el humo, las cosas vuelven a la “normalidad”, hasta que ocurre otra tragedia.

México es de los pocos países que permiten la circulación en carreteras de esos gigantes que mueven los bienes de consumo. No obstante que la NOM 012 -a la que se le han endilgado transitorios para poder violarla legalmente- establece que la dimensión máxima de un camión “full” es de 31 metros y un máximo de 66.5 toneladas de carga, en los hechos hay vehículos que miden más y transportan hasta 115 toneladas, aunque la SCT en la referida NOM 012 permite un máximo de 80 ton. Además, esos camiones sólo pueden circular en las supercarretaras.

La Conatram dice que esos vehículos -usados mayormente por las grandes corporaciones- son causantes del 65% de las muertes en accidentes  carreteros y que en 2011 produjeron 800 fallecimientos. Muchas veces los choferes van a velocidades excesivas porque tienen que cumplir un horario de entrega, lo cual los obliga de encima a consumir drogas que los mantienen despiertos.

En abril de 2012, en la carretera México-Toluca, un vehículo de esos causó la muerte a seis estudiantes de la UNAM, y luego, en la Álamo-Tihuatlán, en  Veracruz, otro, a 43 personas más. Tras ambos percances, hasta la Cámara de Diputados exigió a la SCT que se cumplan las normas, pero no pasó nada.

En Yucatán, remolques con las características mencionadas circulan por las estrechas carreteras del sur del Estado, rumbo a Chetumal, y en la que lleva de Mérida al oriente y a los puertos del nor-oriente, sin que ninguna autoridad lo impida.  ¿Seguimos tentando a la muerte?

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