Tlasokamati, Cha’anil Kaaj

Ell Festival Maya Independiente se hizo en medio del desprecio y la burla de quienes tiran la casa por la ventana en la organización del Festival Internacional de la Cultura Maya.

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Entre el 11 y el 26 de octubre se celebró el Festival Maya Independiente Cha’anil Kaaj, «La Fiesta del Pueblo». Se hizo, no solo «pobrecito en sus presupuestos y cuasi clandestino en términos mediáticos», como dijeron desde un inicio sus organizadores articulados a iniciativa del colectivo Yóol Kaaj, sino en medio del desprecio y la burla de quienes desde las instancias de cultura estatales y federales tiran la casa por la ventana en la organización del así llamado Festival Internacional de la Cultura Maya.

Con motivo de reflexionar sobre el supuesto papel que el neozapatismo, como gusta llamarlo Carlos A. Aguirre Rojas, ha jugado en la supuesta revaloración de la cultura maya, tuve el honor de ser invitado a hilvanar la palabra y el pensamiento de muchas y muchos otros como si fueran míos en la mesa sin mesa que se organizó para U Cha’anil Kaaj en Tapanco Centro Cultural con la participación de algun@s adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN que radicamos en Yucatán.

Digo: «supuesto» y «supuesta», no porque yo ponga en duda dicho papel, sino porque creo que parte de esa revaloración incluye no vanagloriarse del propio caminar: no seremos nosotras, nosotros, quienes caminamos junto al zapatismo, quienes podremos decir cuán importante ha sido y será la construcción de otra forma de hacer política y cultura que impulsan nuestr@s maestr@s del EZLN y las Juntas de Buen Gobierno de los MAREZ; serán los mismos pueblos quienes, en su justa medida, harán la evaluación de todo este caminar.

Digo: «Tuve el honor», porque gracias a su invitación, como se dice en una carta que se envió a Rigoberta Menchú y a las y los artistas e intelectuales que participan en el FICMaya, me dieron la oportunidad de responder al llamado de un pueblo «que se organiza para salvaguardar con alegría [y dignidad] el tesoro de su cultura (…) un pueblo que no pide limosna, sino justicia, que no pide migajas sino el pleno reconocimiento de su valor como pueblo y cultura.»

Así que hoy no quiero sino agradecer que a mí, un huach que ni siquiera puede pronunciar correctamente el nombre de U Cha’anil Kaaj, se me haya permitido colarme a esta digna fiesta y decir, en la lengua de mis abuelas guachichilas, tlasokamati/muchas gracias.

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