“Todavía... siempre”

La publicación “Líderes Mexicanos” lo reconoce como uno de los 300 líderes más influyentes del país.

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Claudio Valdés Kuri es un prestigiado director mexicano, uno de los artistas latinoamericanos con mayor presencia internacional. La publicación “Líderes Mexicanos” lo reconoce como uno de los 300 líderes más influyentes del país.

Su compañía “Teatro de ciertos habitantes” mantiene presencia en los festivales nacionales e internacionales más importantes.

A invitación e idea de Claudio, escribo “Todavía…siempre”, un homenaje a la generosa vida de Sylvia Kuri y Tara Parra. Pero para hablar de la vida, es necesario hablar del enorme misterio de la muerte y lo poco que reflexionamos en ella.

Hay gente que paga lo que sea con tal de que su familiar de 80 ó 90 viva unos años más, no importa si está cocido a tubos y sondas. ¿Cuánto más puede vivir un cuerpo débil, lleno de dolor y lastimado por los médicos? ¿Por qué no mejor procurarle un acompañamiento amoroso a bien morir?

Para escribir el guión, leímos y releímos “El libro tibetano de la vida y la muerte”. Mucho que aprender de esa cultura, ellos tienen una serie de rituales para acompañar al moribundo en su viaje al infinito. No hay muerte posible.

Pensemos en todas las cosas que hacemos cuando nace un niño, pero cuando alguien está al borde de la muerte, sólo lloramos.

Según los tibetanos, esto no ayuda al moribundo en su momento de abandonar el cuerpo. Hablamos de cuerpos en estado vegetal: sólo respirar no es estar vivo. Más que a la muerte temo a esos doctores que insisten en alargar la vida, más bien, la agonía de los ancianos, que más que enfermos, están viejos y eso no es trágico, no es horroroso: es natural. Pero con esta cultura televisiva de la juventud eterna, parece que la vejez es un castigo o sinónimo de pobreza.

Creo en la sabiduría del libro, en que la verdadera felicidad proviene de desear la felicidad de los otros y el egoísmo total de buscar la felicidad sólo para uno mismo, que como vivimos morimos.

Creo que la muerte es sólo un tránsito a otra dimensión y que si en nosotros está acompañar a un moribundo y decidir por él, es mejor que muera en su casa, con sus olores, sus mascotas, sus colores, no en la frialdad blanca del hospital.

Ésta obra estará en temporada en el D.F. de mayo a julio, en la sala Xavier Villaurrutia. Agradezco al Dr. Raúl Vela y a la Sedeculta su apoyo para estar en el D.F. y ver mi obra estrenada.

Espero que pronto podamos compartirla en los escenarios yucatecos y reflexionemos sobre los grandes avances de la medicina para alargar “la vida” en desequilibrio con lo poco que pensamos y preparamos nuestro entorno para bien morir.  

Larga vida para todos; de no ser posible, una buena muerte.

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