¡Todo es culpa de Ninel Conde!

A través del uso de su nombre por parte de cibercriminales y hackers, es fuente inagotable de saqueos.

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Que me perdone tu señora, pero ver el Zócalo vacío, rodeado en su perímetro por unas vallas balines, la verdad, es poco menos que deprimente. Tan fea que se ve la legendaria plancha convertida en un páramo rulfiano cuando en su mítica área han ocurrido tantas y multitudinarias maravillas que adornan la historia nacional. Ver tanta soledad como que desencanta e irrita, sobre todo al saber que en sus mejores tiempos ha albergado verdaderos hitos del lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar, además, claro, de celebridades como Juanga, no se diga el Coloso del Bicentenario, tan espléndida pieza del ego del calderonismo. Qué mala onda que por su forma caótica y neuras de comunicar los logros de su sexenio —como ha explicado el propio Jelipillo en un ejercicio de autocrítica zen— no se haya entendido que con él se pasó del narcotráfico al narcomenudeo. Gracias, cuate, diría Chabelo.

Como sea, se comprende que no deseen que la CNTE recupere tan ignota geografía, porque luego no caben los acarreados y los granaderos exigen muchos incentivos para sacar a los maestros. Y que para ello las autoridades quieran convertir al Zócalo en una reserva ecológica. Sin embargo, no estaría mal ponerle algo de colorido, de ánimo, pues así como lo dejaron tiene menos gracia que el estadio Olímpico Universitario, que ya tiene los vacíos que el Omnilife de las Chivas. Y eso ya ofende.

Sobre todo a la afición que hace con cada derrota hace más berrinches que el góber Duarte de Veracruz cada vez que lo abuchean.

Así que mientras se pinta las canas, el señor Mancera y el gobierno federal por lo menos le den una bonita decoración hipster al Zócalo para que anime al transeúnte que tanto quería pasar por ahí y que de todas maneras no puede. Incluso en un acto democrático, que quiten esas vallas cursis para darle chance a los empresarios que no captan las bondades de la reforma fiscal, según Videgaray. Ellos seguramente querrán hacer su plantón-lounge en ese lugar de grandes éxitos, mientras el IMEF reduce las expectativas de crecimiento a 1.5 %.

En ese sentido llama la atención cómo todo lo quieren explicar por las irregularidades de la naturaleza que manda estos fenómenos atípicos –que cada vez se vuelven más típicos que utópicos. Ya nomás falta que le echen la culpa a la reina del “surimi”, Ninel Conde, pues a través del uso de su nombre por parte de cibercriminales y hackers, es fuente inagotable de saqueos y rapiñas peores que las de Kafkapulco.

www.twitter.com/jairocalixto

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