Todo lo que el crecimiento no nos está dando
De acuerdo al SPI, México tuvo buena puntuación en indicadores como asistencia médica básica o vivienda, y puntajes bajos en acceso a información, comunicaciones y seguridad personal.
“Puede haber una correlación entre progreso social y desarrollo económico. Creemos que el progreso social genera desarrollo económico y no necesariamente al revés. El desarrollo económico por sí solo es una estrategia de desarrollo incompleta”, dice Álvaro Rodríguez Arregui, vicepresidente del Consejo de Compartamos Banco y vocero para México del Índice de Progreso Social 2014 (SPI), iniciativa de la que fue uno de los ideólogos hace años dentro del World Economic Forum y que hoy es una iniciativa a escala mundial.
La SPI combina decenas de informes internacionales y estudios de desarrollo. El análisis está a cargo de Michael Porter y su equipo en Harvard.
El índice define como progreso social “la capacidad de una sociedad de satisfacer las necesidades básicas de su población, sentar las bases y fundamentos para que sus ciudadanos y las comunidades aumenten su calidad de vida, y generar las condiciones y oportunidades para que sus ciudadanos alcancen todo su potencial”.
Según el ranking, México ocupa el lugar 54 entre los 132 países analizados. Esto demuestra un desempeño inferior en materia de progreso social dado el nivel de ingreso per cápita (ocupamos el puesto 46).
El país tuvo buena puntuación en indicadores como asistencia médica básica o vivienda, y puntajes bajos en acceso a información, comunicaciones y seguridad personal. “México que tiene un nivel de progreso social por debajo de su nivel esperado”, agrega Rodríguez Arregui.
“Hasta ahora hemos supuesto que hay una relación directa entre el crecimiento económico y el bienestar. No obstante, el SPI muestra que no todo crecimiento económico es igual. Si bien el PIB per cápita está correlacionado con el progreso social, la conexión está lejos de ser automática”, asienta en el informe el propio Porter.
México tiene un protagonismo especial en esta iniciativa, ya que Gentera, junto con la Fundación Avina y la Skoll Foundation, dio una cantidad importante como capital semilla para arrancar el SPI. Entre los mecenas se encuentran Cisco, la Fundación Rockefeller y Deloitte.
Vale la pena echarse un clavado en su web (socialprogressimperative.org) para detectar cómo muchas veces las promesas políticas de “hay que crecer en ingresos para mejorar la calidad de vida de las personas”, es un discurso rebatible.