Tomó mi amor y se fue
El silencio abrazó mi desnudez con fuerza, mientras mi vida iba y venía, lastimada, conmocionada. Enamorada.
-Veme -me pidió, aferrándose a la esperanza de que cambiara de opinión, de que desertara y huyera con mi juventud a otra parte. A recoger amor en otra parte.
-Veme -me dijo en un susurro, demandante, dejando que el silencio señalara por sí solo los años que me lleva de ventaja; la eternidad que le preocupa y le sobrepasa. Su vida a la mitad de la mía.
-Veme -me imploró mientras yo enmudecía, absorta en su presencia, enamorada de su ausencia.
–Veme -y le miré, con aquella ola de nostalgia que asomó entumecida acariciando mi garganta, seduciendo a la desolación con el instante en el que se quebraba mi corazón. Ya lo había visto todo: su alma, su cuerpo, sus ojos.
El silencio abrazó mi desnudez con fuerza, mientras mi vida iba y venía, lastimada, conmocionada. Enamorada.
-Veme -me dijo sin intenciones de quedarse.
-Veme -y desapareció con mi amor a otra parte.