Lamentables son los recientes hechos en la avenida Itzaes, en donde al menos tres personas han perdido la vida en trágicos accidentes de tránsito. Lo peor del caso es que ninguna de las tres iba al volante. El tema ha dado mucho de qué hablar, en algunos casos hasta en son de broma o de forma clásica como suele ser el mexicano y también el yucateco, que hacen de las tragedias una historia de burla.

Pero la realidad es que las familias de estas personas no lo ven así, atraviesan en estos momentos tiempos difíciles como lo es enfrentarse a la pérdida de un ser querido.

En este sentido, tal vez sea bueno reflexionar sobre dos cuestiones. Ambas enfocadas a la cultura vial. Primero el conductor. Es verdad que con las prisas y el intenso calor el conductor se estresa, pierde la paciencia, pero por ningún motivo debe perder de vista que el peatón tiene prioridad.

Segundo, el peatón: ¿cuántas veces estudiantes de una  u otra escuela se divierten jugando sobre el paso peatonal deteniendo el tránsito? Y digo estudiantes por ser los que más lo hacen, pero la realidad es que es un mal hábito de gente de cualquier edad. No nos damos cuenta hasta que manejamos.

En síntesis, no debemos permitir que la ola de las grandes urbes nos absorba con su estrés. Aprendamos a respetar a los conductores y los conductores aprendamos a respetar al peatón.