Para iniciar el artículo, vale la pena entender el contexto de esta definición. El turismo social es un concepto que tiene su base en el derecho que todos los seres humanos tenemos de disfrutar nuestro tiempo libre y gozar de vacaciones en nuestro trabajo, derecho reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

Pero si nos detenemos un poco a analizar este importantísimo derecho y nos hacemos la pregunta: ¿realmente todos tenemos este derecho a hacer turismo? La respuesta es no. A pesar de que el turismo en los últimos años se ha vuelto accesible económicamente para muchas personas, hay familias en México y Quintana Roo que no tienen posibilidad de hacer viajes por temas de costo; o qué me dicen de los jóvenes, quienes tienen también este derecho pero muchas veces no pueden acceder al mismo, u otros grupos vulnerables como personas de la tercera edad o personas con discapacidad, quienes tienen el mismo derecho a viajar pero muchas veces las condiciones para que lo hagan son complicadas.

A pesar de no haber una definición única de Turismo Social, la Declaración de Montreal de 1996 y su posterior Adendum de Aubagne de 2006, son el documento de referencia sobre el tema.

En la Declaración, se menciona que el turismo social debe ser: a. Forjador de la sociedad, es decir, promotor de la lucha contra las desigualdades; b. Factor de Potencia Económica, asegurando que los beneficios se reparten en la sociedad; c. Protagonista del Ordenamiento del Territorio y del desarrollo local, buscando la sustentabilidad y; d. Socio de los programas de desarrollo mundial para la mejora de la calidad de vida de las personas.

Por otro lado, la Ley General de Turismo en México lo define como aquel tipo de turismo que “comprende todos aquellos instrumentos y medios, a través de los cuales se otorgan facilidades con equidad para que las personas viajen con fines recreativos, deportivos, educativos y culturales en condiciones adecuadas de economía, seguridad y comodidad.

A nivel global, la Organización líder en el tema es sin lugar a dudas la Organización Internacional de Turismo Social (OITS), quien en los últimos años, a través de la Secretaría para las Américas, que dirige Verónica Gómez, ha logrado establecer alianzas y convenios muy importantes con varios estados del país, y a nivel Federal, a través del TURISSSSTE.

La práctica del turismo social en México empieza a ser una realidad, aunque aún hay mucho trabajo por hacer para asegurar el derecho de todos a viajar, y que el beneficio del turismo sea igual para el turista y las comunidades que lo reciben.

Hace apenas unas semanas, TURISSSTE firmó un convenio de colaboración con el Gobierno de Quintana Roo para promover nuevos paquetes turísticos en la entidad, en especial en la zona Sur, lo que representa un gran avance en subir el tema a la política pública.

Sin embargo, aún hay mucho que trabajar para asegurar que en Quintana Roo, las personas que menos tienen, las personas con alguna discapacidad, los jóvenes, los adultos mayores y las poblaciones indígenas logren gozar de este derecho de disfrutar su tiempo libre.

Es necesario seguir incidiendo en la política pública, en los empresarios, organizaciones de la sociedad civil y en la comunidad en general para lograr que, como dice la OITS, tengamos un “turismo para todos, solidario y sostenible”.