Uber: la doble cara
El caso toca temas de competencia y afecta a taxistas que pasan todo el día laborando y tienen derechos.
Uber se presenta como red social de transporte o servicio comunitario de transporte y así se quiere disfrazar lo que es un negocio cuyos afiliados buscan utilidades. El costo es la realidad de toda la controversia, porque toca temas de competencia y afecta a taxistas que pasan todo el día laborando y tienen derechos, aunque eso no es razón suficiente para no permitir competencia, evolución y mejora.
Aquí doy respuesta a comentarios recibidos.
1) Comentario: Uber es una comunidad de intercambio de transporte privado, por lo cual no debe de regularse.
Respuesta: Uber no es un servicio comunitario, ya que persigue utilidades por el uso de su plataforma tecnológica; en todo caso es un servicio de autoempleo en el que el poseedor de un automóvil utiliza la plataforma tecnológica.
2) Comentario: No se le debe cobrar ningún impuesto.
Respuesta: En la práctica, cualquier actividad empresarial tiene un tabulador de impuesto, pero hay rubros que tienen gravámenes extra, como los refrescos, que supuestamente son para apoyar a servicios de salud; cervezas, galletas y harinas, igual para el combate a la obesidad. En conclusión, los impuestos adicionales sirven para mejorar los servicios en desventaja del mismo giro, en este caso para mejorar las plataformas de los taxistas.
3) Comentario: Uber es más barato y eficiente que los taxis.
Respuesta: En términos de eficiencia, la percepción sobre los choferes Uber es mejor porque tienen más educación y su actividad es un ingreso extra, pero en precio no: Uber utiliza tarifas dinámicas, es decir, si la demanda es mayor que la disponibilidad suben automáticamente.
Un problema estriba en que en lugares donde no se ha regulado han creado empresas que compran autos y emplean choferes para competir con los taxis.
Regulaciones diferenciadas en otros estados: CDMX, 1.5% de impuesto destinado a fondos para taxis, los choferes deben ser dueños de los vehículos, el pago es sólo con tarjeta de crédito. Guadalajara: permiso de operación por 35 mil pesos más 1,600 pesos anuales y 1.5% para fondo taxi. Querétaro: pago anual de 4 mil pesos, no pueden tener itinerarios y rutas.
Creo que les falta agregar que el chofer sea dueño del auto o tener parentesco sanguíneo directo con el dueño, igualar las tarifas a las de los taxis en cobros mínimos para evitar guerra de precios y limitar el número de placas Uber en cada ciudad para no canibalizar el precio, práctica común de empresas grandes.