Uf, se decidió

Las autoridades que responden al Carnaval están sujetas a lo que determine la marca cervecera en turno que es donde está la verdadera ganancia.

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Qué bueno que se definieron de una buena vez: el “flamante” Carnaval dejará su derrotero de hace 50 mil años y se irá a casa de la goma, o sea, a la zona de X’matkuil.

No había por qué moverle tanto. Hasta hace unos días, el ayuntamiento que preside el alcalde Renán Barrera Concha sólo le brincaba y la daba vueltas al asunto, como si sacar la llamada “fiesta de la carne” del Paseo de Montejo, de las principales calles del Centro de Mérida y hasta su culminación en el barrio de San Juan, fuera algo de vida o muerte. En realidad, no lo era, sólo simple estrategia para no paralizar y darle en la torre a determinados sitios emblemáticos de la capital yucateca.

Total, las autoridades que responden al Carnaval están sujetas a lo que determine la marca cervecera en turno que es donde está la verdadera ganancia. No nos hagamos “penitentes”. En caso de que la fiestecilla de los disfraces, bailes y borrachos se hubiera quedado donde ha permanecido en los últimos años, la cervecería ganadora habría inundado de “chelas” todo el derrotero. Y si se cambiaba –como sucedió– a X’matkuil, sería lo mismo.

La empresa que fabrica la bebida fermentada también avasallaría, cual tsunami (Ninel “Sin Cheto” Conde diría tsurimi) filipino, la zona carnavalesca. Por líquido para chupar y luego arrojar en cualquier lado oscuro, nunca habrá problema.

El asunto es que el ayuntamiento encargó a uno de sus empleados que elaborara un diagnóstico para conocer si el actual derrotero del Carnaval sigue siendo seguro para los asistentes, en términos generales.

Sorprendió la “tan inteligente investigación” para determinar lo que miles de personas, sin ser eruditos en el tema de seguridad, saben de antemano. Por ejemplo, en las conclusiones presentadas por un grupo de “notables” salieron a relucir que no hay margen de maniobra en caso de presentarse determinada situación de emergencia, digamos, desmayados por tanto sol o por tanta cerveza ingerida; pleitos de vándalos que siempre ocurren; potencial estallido de los tanques de gas que utilizan los changarros y hasta cuando los asistentes están que no se aguantan las ganas de “wixar” o de “cacaraquear”.

Desde hace años y años se conocen estos tipos de riesgos, pero total qué son siete días de desmanes y rajaderas de progenitoras al Paseo de Montejo que, se supone, es como el Paseo de la Reforma de la capital del país (tomada por los “flojesores” de la CNTE).

PRIMERA CAIDA.- Finalmente, el alcalde “Reni” Barrera se decidió a cambiar la ruta del Carnaval y que lo haga de una buena vez. Las instalaciones de X’matkuil estarán listas para ser utilizadas, al menos, dos veces al año.
SEGUNDA CAIDA.- Si los ansiosos “carnavaleros” piensan ahora que su fiestecilla se alejará, de ninguna manera. Así como asisten a la Feria Yucatán durante tres semanas, también pueden invertir unos pesillos para divertirse en el mini sambódromo meridano.
TERCERA CAIDA.- Vaya, hubo pantalones.

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