Contra lo que dicen los puritanos y quienes creen que tienen el monopolio de la marcha, el plantón y el lucha, lucha no dejes luchar, me da mucha ilusión que los honorables velociraptores del PRIcámbrico temprano hayan decidido defender la reforma energética y la venta de garaje de Pemex tomando las calles como en los viejos tiempos de la Revolución institucionalizada. Sobre todo porque me imagino la versión remasterizada de los faraónicos y folclóricos espectáculos que se organizaban en el Zócalo con la venia de C. Presidente y don Fidel Velázquez, con look soviético en homenaje a la economía mixta, con granaderos protegiendo a la patria de ideas exóticas.

Digo, sería algo muy refrescante renovar nuestro repertorio de luchadores sociales, transformar el menú de pliegos petitorios y reinventar la nómina de agitadores.

Además está padre ver en la calle a estos priistas de alto octanaje que hace años no se dan baños pueblo como los Beltrones, los Gamboa, los Salinas, los Penchyna y demás dinosaurios de nuevo cuño. Gente que por lo regular no suele compartir con el pueblo bueno y que dadas las urgencias necesaria por la defensa del petróleo, dejarán el confort oriental de sus atalayas para caminar como un solo hombre por el árido asfalto mancillado por el SME, los 400 pueblos y el #YoSoy132. Además, acompañados de sus respectivos guaruras podrán sentirse seguros y, al mismo tiempo, engrosar las dimensiones de la movilización.

Ya era hora de que los verdaderos defensores de la mexicana alegría dieran una lección de virilidad política y músculo sin demagogia.

Claro, quizá ese gran mitin también podría llevarse a cabo en Michoacán, estado que según ha dicho el góber interino, un tal Jesús Reyna, es tranquilo, sin brotes de violencia ni broncas de inseguridad. Digo, si hubiera dicho que es la Suiza de la meseta purépecha, tan se le hubiera creído que Raúl Salinas ya estaría con sus alias depositando su dinero.

Como sea, para cuando Peña Nieto termine de hacer su reforma energética, la telenovela tricolor superará con creces a las de Un clembuterol nos vigila y Esa Mota que yo tiro no la vuelvo a levantar.

Sí, que los choznos se don Plutarco tomen las calles y marchen para nuestro regocijo, aunque sea una balandronada. Y que vayan encapuchados.

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