Un favor a Washington y 300 niños en un albergue
En apenas diez días, el INM detuvo a unos 300 menores de edad que viajaban solos por territorio nacional con la idea de llegar a Estados Unidos.
Van dos instantáneas extraídas de boletines oficiales de una tragedia cotidiana:
La primera: “En diversas acciones realizadas en 19 estados del país del 10 al 17 de marzo, agentes federales del Instituto Nacional de Migración lograron rescatar a 2 mil 250 extranjeros. De los rescatados, mil 570 son hombres, 307 mujeres y 373 niños; entre ellos 176 que viajaban solos y 197 que lo hacían en compañía de un adulto.
En Tabasco y Chiapas, los agentes del INM brindaron especial atención a la población migrante que se encontraba en condiciones de vulnerabilidad, al presentarse diversos cuadros de enfermedades broncorrespiratorias, diarreicas y de deshidratación severa, además de lesiones en pies y manos”.
La segunda: “En diversas acciones realizadas en territorio nacional entre el 7 y 12 de marzo, el Instituto Nacional de Migración (INM) rescató a mil 582 extranjeros con estancia irregular, entre ellos a 252 menores de edad, de los cuales 113 viajaban solos y 139 lo hacían acompañados de algún familiar. Durante estas acciones, en Veracruz, destaca el caso de dos hermanos guatemaltecos que viajaban solos. Se trata de una adolescente embarazada y madre de un bebé de menos de un año de edad y su hermano de 14 años”.
Es decir, que en apenas diez días, el INM detuvo a unos 300 menores de edad que viajaban solos por territorio nacional con la idea de llegar a Estados Unidos. Que esos menores de edad se encontraban en condiciones de salud deplorables. Y que ahora están en manos del DIF con un destino incierto. No hay quien los reclame.
¿Por qué estamos en esta situación?
Por hacer un favor a Estados Unidos.
Si los centroamericanos tiene que pagar a polleros, subirse a La Bestia, andar por la selva y ponerse en manos de la delincuencia es porque México les exige visa —difícil de conseguir— para entrar al país. Porque de lo que en verdad se trata es complicar la vida a esos centroamericanos que quieren llegar a Estados Unidos.
Hace muchos años que el gobierno de Estados Unidos se lo pide al mexicano, y los mismos que el gobierno de México lo hace.
Eso sí, no hay presidente mexicano que no se llene la boca hablando de “los hermanos” centroamericanos.
Este miércoles, por cierto, el presidente Peña va a Honduras. A sonreír y hablar de integración mientras cientos de niños centroamericanos duermen en albergues del DIF, en el limbo, sin destino, gracias a un favorcito para Washington.