A veces los ojos se me inundan de malas decisiones, y resalto con malos hábitos mis labios para abandonarme al amor utilizando poco rubor y casi nada de ropa, a veces en silencio me quedo con las ganas atadas a las manos y a veces me quedo con él atado al corazón.

Durante algunas noches he dormido desnuda, he permanecido desnuda, sin sus brazos, que es lo mismo, durante algunas noches he amanecido en medio del Mediterráneo, entre la nostalgia, que es lo mismo.

Y es que a veces despierto su curiosidad, a veces despierto su necesidad, a veces despierto y me encuentro con mi recuerdo raptado en silencio, amaneciendo con él entre sus sueños, entre su cuerpo, desnuda, todo el tiempo.

Durante esas noches me ha arrastrado mar adentro sin darme cuenta, dejándome el corazón colmado de recuerdos, un cardenal por cada recuerdo, un cardenal por cada momento en que bajo la guardia y entre sueños me deja enamorada con un nudo en la garganta, que baja enredándose en cada extremidad, un cardenal por cada noche en que se lleva mi recuerdo a la cama sin preguntar.