Un poco de odio

Sentarse frente a los monitores en los últimos 12 meses no fue una experiencia grata, fue como meterse una droga

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Asquerosa, salvo honrosas excepciones, la televisión nacional que nos chutamos durante 2012. Fue asquerosa.

Sentarse frente a los monitores en los últimos 12 meses no fue una experiencia grata, fue como meterse una droga, una droga de diseño, de ésas que uno consume y que ya no se pueden limpiar.

Hasta parecía competencia para ver qué canal era más mediocre, para ver cuál evitaba más que pensáramos, que no nos diéramos cuenta de lo que estaba pasando a nuestro alrededor.

Si no era la boda de Eugenio Derbez colocada como máxima prioridad social, era la muerte de Jenni Rivera; si no era “La Edecán del IFE”, era tratar de convencernos de que debíamos hacerle un homenaje en vida a Big Brother por 10 años de haber “cambiado la historia de México”.

¿Sí se da cuenta de lo que vimos de enero a la fecha? Con razón este fue el año en que más se discutió la relación medios-poder, el momento en que nació el movimiento #YoSoy132, el periodo en que la gente, en lugar de ir a protestar a las dependencias de gobierno, se puso a gritar afuera de las televisoras.

Señores de la industria: le hubieran despistado tantito.

No había manera de ver ejercicios como América celebra a Chespirito o la Liga MX, o de presenciar escándalos como el de la salida de Pedro Ferriz de Con del noticiario estelar de Cadenatres o el de la manera tan peculiar como se cubrieron nuestras elecciones presidenciales, como si se tratara de un reality show, y de no pensar que aquí estaba pasando algo raro.

Si a esto le sumamos que gracias a las leyes usted, millones de personas y yo nos tuvimos que tragar una desesperante epidemia de spots políticos que en lugar de beneficiar a la industria, la perjudicaron, y que gracias a esas leyes varios noticiarios y programas especializados tuvieron que cambiar de giro o, de plano, salir del aire, oiga qué horror.

Y ni modo de decir que la bendición del año que está por terminar fue la internet porque en este 2012 no faltaron las amenazas, las iniciativas, las sopas y un montón de cuestiones extrañas destinadas a perjudicar a las redes sociales, a quemarlas, a quitarles toda su credibilidad.

Fue el año en que los medios dejaron de ser eso, medios, para convertirse en los grandes protagonistas de las noticias.

Si no fue por la banda 2.5, fue por la digitalización, por la idea de utilizar a periodistas como Carmen Aristegui como moneda de cambio, por la promesa de las nuevas concesiones, porque los canales de Azteca se dejaron de distribuir en diferentes sistemas de televisión de paga o por lo que usted quiera, guste y mande. Estuvo rudo.

¿Y qué me dice de la doble moral y las incongruencias? Por un lado, siempre se nos dijo que la televisión mexicana no pasaba violencia, que su apuesta era por la vanguardia y que estaba llena de valores.

¿Y qué fue lo que vimos? Violencia, retroceso y ausencia de valores.

Ojo, violencia no nada más tiene que ver con noticias, es algo que tiene que ver, por ejemplo, con los chistoretes de La familia P. Luche, retroceso no es algo que nada más tenga que ver con política, ¿qué me dice de telenovelas como La que no podía amar y Corona de lágrimas?

Y ausencia de valores no es solo decir albures o groserías, es enseñarnos a faltarle al respeto a los menores de edad como en Pequeños gigantes 2, es utilizar a nuestros niños como carne de cañón como en el tristemente spot de los “Niños incómodos”.

Sin comentarios del atascadero de mesas de análisis político que sufrimos en este 2012. ¡Como nunca en la historia! ¿Y para qué sirvieron? ¿Qué fue lo que cambiaron? ¿En qué nos ayudaron?

Ahora, no quiero que usted vaya a pensar que esto está dedicado a una sola televisora.

Todos, absolutamente todos los canales de este país, cometieron errores desde los más ricos y poderosos como los de Televisa y Azteca hasta los más pobres y culturales como Once TV México y Conaculta Canal 22.

¿O qué, ya se le olvidaron el sospechoso parecido entre Emprendedores y Dragons’ den, las quejas al aire de los conductores de La dichosa palabra y la salida de Ludens?

2012 fue un año feo para la televisión mexicana. De veras, feo. ¿O qué, a usted se les hicieron muy bonitas las coberturas que la mayoría de las señales nos regalaron de los Juegos Olímpicos de Londres?

¿A usted se le hizo muy edificante la manera como se trató al público juvenil en telenovelas especialmente diseñadas por ellos como Esperanza del corazón y Miss XV?

Y no, no fue como todos los años. Esta vez hubo más descaro, más cinismo, más odio.

Ya para que nuestro máximo especial de Navidad vaya a ser con Laura Bozzo es porque aquí, definitivamente, algo se pudrió, algo que tenemos que corregir si queremos que esto vuelva a tener credibilidad, influencia y amor, si queremos que esto vuelva a florecer. ¿O usted qué opina?

Lo más leído

skeleton





skeleton