En los miles y miles de documentos que están hoy al alcance del público sobre el asesinato de John F. Kennedy y la vida de Lee Harvey Oswald, su asesino, uno de los aspectos más interesantes para cualquier mexicano que se acerque al asunto es el papel del gobierno de México, en especial el de Luis Echeverría —entonces secretario de Gobernación.

En los documentos estadunidenses y copias de las cartas mexicanas al gobierno vecino se revela un gobierno mexicano errático y temeroso, siempre servicial.

Ejemplo es este cable del 27 de noviembre de 1963 del embajador estadunidense al secretario de Estado de aquel país: “A las 12:15 del 27 de noviembre Luis Echeverría nos informó que había vuelto a arrestar a Silvia Durán (la secretaria mexicana que atendió a Oswald en el consulado cubano) porque supo que quería huir a La Habana. Sin embargo, Echeverría le dijo después a otro funcionario de la Embajada que solo la había arrestado para que no pudiera salir de la ciudad y estuviera disponible para ser interrogada. Nosotros no pedimos que se arrestara a Durán y nuestra única petición al gobierno de México es que se mantuviera la vigilancia estrecha de Durán. Más tarde Echeverría negó ante funcionarios nuestros que tuviera evidencia de que Durán quisiera salir de México. No sabemos cuál de las declaraciones de Echeverría sea verdadera. Es posible, y hasta probable, que las contradicciones de Echeverría se expliquen por el deseo del gobierno mexicano de restar importancia a la presencia de Oswald en México. La versión oficial del gobierno mexicano es que Oswald únicamente estuvo aquí por el asunto de su visa para la URSS…”.

Los documentos también revelan que el gobierno mexicano colaboraba sin chistar con las intervenciones telefónicas que los estadunidenses hacían de los diplomáticos de Cuba, la Unión Soviética y varios otros países. En más de uno de los cables se ratifica la petición estadunidense de que el gobierno mexicano no revele que muchas de las acciones que realiza son a petición de Washington, a lo que Luis Echeverría siempre respondió que no tenían de qué preocuparse.

Hace cincuenta años…

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