Entre variedad de temas que forman parte del proyecto que denominamos “De cruce disciplinario, investigación y laboratorio”, realizado en la zona arqueológica de Uxmal  y el municipio vecino de Santa Elena, con el apoyo del artista y profesor Rafael Penroz y de la maestra Karla Berrón, la encargada de la logística, temas que fueron elegidos de manera personal por cada uno de los participantes, llama la atención la labor de Daniela Jácome.

La forma sutil de percibir lo rutinario la expresa Daniela como la existencia de manías y deseos que se exteriorizan en acciones cotidianas tan sencillas que a veces pasamos por alto; la cotidianidad las diluye en un espectro tan claro que a veces es imperceptible a la vista.

La premisa inicial planteada por Daniela, una de los jóvenes estudiantes que tomaron parte en la investigación, junto con otros varios que ya hemos menciondo en anteriores entregas, fue ¿cómo canalizar mi deseo de “volver a la vida un pueblo”? Claro, también se tomó en cuenta que no se debía causar alarma ni disgustos a la gente de este lugar.

Pero lo importante fue la reflexión de la joven investigadora: “Volverme un espectro tan claro que a mi pasar sólo queden los residuos de mis acciones. Yo quería que la huella que dejara fuera aquella que borrara el deterioro y el descuido, usar como herramienta algo igual de cotidiano que yo misma, una escoba, y transitar por la calle principal del municipio de Santa Elena barriendo el polvo y la basura que pudiera encontrar a mi paso”.

Finalizó el proyecto planteado por Daniela y las vecinas de las calles principales continuaron con lo cotidiano: barrer en la calle el espacio que ocupa su propiedad.

El año siguiente, con un programa de Empleo Temporal, trabajamos con los vecinos de Santa Elena para  reparar las albarradas y calearlas para tener una mejor imagen del pueblo.

Hoy, entre los vecinos y las autoridades municipales de Santa Elena han retomado la iniciativa de Daniela Jácome para cambiar la imagen del pueblo.