Va para mártir
Si bien es cierto que la gestión en la alcaldía meridana de Renán “Reni” Barrera Concha no es la más pulcra de las administraciones panistas que han gobernado la capital de Yucatán, tampoco es la más “pitera” de los últimos 25 años.
Si bien es cierto que la gestión en la alcaldía meridana de Renán “Reni” Barrera Concha no es la más pulcra de las administraciones panistas que han gobernado la capital de Yucatán, tampoco es la más “pitera” de los últimos 25 años.
Han existido peores: por ejemplo, la del panista Manuel Fuentes Alcocer (2004-2007) que se caracterizó por sus autoalabanzas al derrotar al ex mandatario Víctor Cervera Pacheco, y, si acaso, sólo mandó a rehabilitar lo que ahora es el Museo de la Ciudad, ubicado enfrente del mercado Lucas de Gálvez, como una obra decente.
Y ni qué decir del minigobierno (2010 y hasta 2011, horas más horas menos) de la priista Angélica Araujo Lara, quien subordinada al poder de su ex jefa, Ivonne Ortega Pacheco (bueno, en realidad, la “bella arqui”, como le solían decir sus lambiscones, nunca se libró de la autoridad de la nativa de Dzemul), le dio en la torre a Mérida: calles sucias, basura a montones y, sobre todo, la patiza y golpiza de gamberros identificados con el PRI hacia “nobles” del norte de la ciudad pero que, al fin y al cabo, se oponían pacíficamente a la construcción del “paso deprimente”, perdón, “deprimido”.
En su caso particular, “Reni” comenzó muy sácale-punta con el asunto de las luminarias chinas, otra de las pifias de la ahora senadora Angélica Araujo, y se metió en el rollo de cambiar miles de lámparas que, la neta, alumbraban menos que una simple veladora de esas que utilizan las clases sociales “mochas” para rezar y tratar de conquistar el cielo.
Pasaron los meses y después de tantos dimes y diretes, el caso de las luminarias “patito” elaboradas en China permanece en suspenso. Barrera Concha prefirió ya no moverle tanto, total en unos cuantos meses tendrá que deliberar sobre su futuro político y requiere de menos líos, al menos que no le exploten en la cara con mucha facilidad.
Y así por el estilo, el alcalde meridano transita en el devenir histórico de Mérida. Sin embargo, no ha podido desligarse de las críticas que a diario le recetan los regidores del PRI, aquellos que tienen por orden “desde las alturas” atacar y atacar, sin nada de técnica, como un boxeador que sólo sabe tirar mamporrazos y para ello es contratado, generalmente como carne de cañón. O sea, les pagan por agredir.
PRIMERA CAIDA.- Si “Reni” va al baño, entonces los priistas cuestionan: por qué tarda tanto en el WC; si bebe un refresco de cola, entonces por qué no ingiere una Sidra Pino (sean pensantes, queridos regidores, la Pino ya se extinguió para la mala fortuna de los yucatecos); si no habla en la sesión de Cabildo, entonces por qué “chi… flados” no hace uso de la palabra.
SEGUNDA CAIDA.- Triste papel de los regidores del tricolor que, sin saber qué onda, atacan por atacar, por la simple hipótesis de que los votos se alejarán del candidato o candidata panista en las elecciones de junio del próximo año.
TERCERA CAIDA.- ¿Acaso no se dan cuenta, señores y damas priistas, que vuelven mártir a un panucho? Dan pena ajena.