La falta de transparencia en el manejo de los recursos públicos es una de las principales razones por las que el ciudadano termina desilusionado de la política y de las autoridades emanadas de su voto.

La opacidad con que algunas autoridades han manejado los recursos públicos, además de causar un daño económico, provoca -lo que es peor- la desconfianza de los ciudadanos en la función pública.

De allí lo acertado del tratamiento que el actual Ayuntamiento de Mérida pretende dar a los 150 millones de pesos del empréstito que recientemente le fue aprobado.

A diferencia de lo acontecido en la anterior administración municipal, en esta ocasión se ha tenido el buen cuidado de informar con detalle el destino de los recursos aprobados.

Buen tino, en primer lugar, que esos dineros no acaben financiando el llamado gasto corriente, sino que se dediquen a inversión en obra y servicio público.

Mejor decisión la de conformar un Comité de Vigilancia con representantes de la sociedad que den seguimiento puntual a cada erogación.

Más adecuado será si al final del ejercicio de esos recursos se presenta con detalle el informe de lo ejecutado. Excelente si este es un primer paso que continúe para la aplicación de otros recursos municipales.

La transparencia no es asunto sólo de discursos. Es de actitudes que esperamos se sigan dando en el actual Ayuntamiento y se repliquen en otros órdenes de gobierno.

Comentario final: la palabra de un periodista es valiosa no sólo cuando se está de acuerdo siempre con lo que él escribe, sino cuando se percibe que lo hace con honestidad y en busca de verdad.

Así se contribuye al debate de ideas que derrota la violencia y en tanto es un bien en sí misma. El reciente fallecimiento del periodista Jorge Muñoz Menéndez nos priva de un ser y una palabra valiosos. Una oración por él y por sus deudos.