Vamos a mirar hacia el frente

Los nativos digitales, desde antes del año de edad, ya pueden manipular los dispositivos tecnológicos, pero el valor que les dan es responsabilidad de los adultos.

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“Mi mamá prefiere ver su celular que contarme un cuento”, es una frase que capté en una playerita de bebé que vendieron como pan caliente en el marco del Día de las Madres. ¿Chistoso?, sí; ¿intrascendente?, definitivamente no. 

El hecho de que un fenómeno ya forme parte hasta de la mercadotecnia de los productos significa una llamada de atención para todos, aunque, en este caso en específico, el “chiste” fuera dirigido a las madres contemporáneas.

¿Qué podemos hacer? La respuesta está en nuestro sentido común, el cual claramente nos indicaría la necesidad de autorregularnos en el uso de la tecnología, dejar el celular en momentos importantes, mirar al frente y disfrutar los instantes de valor.

Los nativos digitales, desde antes del año de edad, ya pueden manipular los dispositivos tecnológicos, pero el valor que les dan es  responsabilidad de los adultos, que, si bien son migrantes digitales, también deben de aprender sobre la relación de las tecnologías con la sociedad para poder, juntos, evolucionar, aprovecharlas y no ser esclavos.

Miremos hacia el frente,  retomemos  la riqueza de la conversación con toda la riqueza de la comunicación verbal, la expresión corporal, los tonos de voz; vamos a contarle historias a los niños, leamos juntos, disfrutemos del aire libre… todo puede tener su lugar en este valle de tecnología y humanos. 

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