Los centros históricos de ciudades como Mérida son espacios urbanos que comparten un conjunto de características propias de las ciudades españolas  de las que venían sus desarrolladores: son espacios que alojaban una ciudad compacta, compleja, eficiente, cohesionada socialmente y estrechamente vinculada al campo que la nutría y a través del cual corrían los caminos que la comunicaban. Este modelo de ciudad genera (o generaba) espacios de convivencia y socialización, definiendo un entorno de cercanía a los servicios, propiciando el desarrollo de la vida en una comunidad hermanada.

Sin embargo, en las últimas décadas, este modelo de ciudad se ha alterado, con la mala copia de otros ámbitos culturales, habiéndose exponenciado la ocupación del territorio con urbanizaciones residenciales cada vez más alejadas y dispersas, creando una nueva ciudad difusa e ineficiente, separando funcionalmente sus usos y segregando a la población con base en su capacidad económica. 

Desafortunadamente, por la falta de una visión de integralidad en el desarrollo, estos nuevos espacios de vivienda han sido ocupados en muchos casos por familias provenientes del centro urbano, produciendo el abandono de la ciudad original. Si a esto sumamos el deterioro de los inmuebles, las problemáticas sociales, la invasión del comercio informal, la dificultad de gestión de las estrategias de protección patrimonial, los problemas de accesibilidad y movilidad, la contaminación, el ruido, etc., nos encontramos con un ámbito urbano en el que es urgente una intervención integral.

La rehabilitación del Centro Histórico de Mérida es un compromiso inaplazable de todos, sociedad y gobierno, con el propósito de solucionar esta degradación social, urbana y patrimonial del ámbito histórico de un espacio que debería ser patrimonio de la humanidad. 

El objetivo deberá ser conseguir la integración física y social de estos barrios históricos afectados por un sinnúmero de graves problemas habitacionales, sociales, funcionales y económicos, para recuperar este espacio histórico, que sufre el despoblamiento y envejecimiento de sus cada vez menos habitantes, con el fin de devolver la vida a estos barrios, a su gente, sus tradiciones, su comercio…