Por un verdadero desarrollo urbano
Es preocupante el continuo desarrollo de áreas urbanas en espacios sin conectividad; pareciera que los PDUs de Mérida promovieran un modelo de dispersión urbana.
Como cada tres años comenzamos a hablar de la preparación de un nuevo programa de desarrollo urbano, denominación que le damos a la planeación urbana; un verdadero desarrollo urbano debe incluir e integrar la estructura del transporte urbano, la conectividad, la infraestructura de servicios y los usos del suelo, con el propósito de mejorar de manera continua y permanente la estructura urbana de una ciudad o región.
Un aspecto importante del desarrollo urbano es que debe considerar la renovación urbana, modificando la infraestructura vial y el equipamiento urbano, procurando impulsar las inversiones en aspectos y sectores específicos, incluyendo elementos como el uso del suelo, la seguridad peatonal, la intervención de edificaciones deterioradas y, por supuesto, la mejora continua del transporte público, encaminada a reducir el uso del automóvil.
Hoy día está creciendo el interés de construir edificios de muchos niveles, pero es muy importante un análisis integral de los posibles sitios para construir nuevos edificios, estableciendo los controles que den seguridad de manera inteligente, evitando aglomeraciones y embotellamientos, y respetando las capacidades de la infraestructura de servicios, como el consumo viable de agua y energía eléctrica, y las capacidades de la estructura vial.
Otro aspecto importante que debe considerar el desarrollo urbano es la belleza urbana, especialmente en los segmentos históricos, así como la seguridad de la población, residente o visitante, atendiendo con especial cuidado los barrios periféricos.
En el caso de Mérida es preocupante el continuo desarrollo de áreas urbanas en espacios sin conectividad; pareciera que los PDUs de Mérida promovieran un modelo de dispersión urbana, que potencia la segregación socio espacial, en un modelo de conectividad interior desarticulada de la infraestructura vial de la ciudad y que no toma en cuenta los espacios de movilidad alternativa, como la bicicleta y el caminar.
Estamos ante la oportunidad de dar un golpe de timón que nos conduzca a una verdadera ciudad sostenible: segura, ordenada, comunicada y equitativa, y con niveles adecuados de emisión de contaminantes de los vehículos de transporte, públicos y privados. Caminemos juntos.