Vestimenta (2ª de dos partes)

La atmósfera que rodea a un concierto de música clásica no debe intimidar a nadie, ya que cualquier persona puede asistir...

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La atmósfera que rodea a un concierto de música clásica no debe intimidar a nadie, ya que cualquier persona puede asistir sin tener que contar con unos requisitos previos que no pueda cumplir, tanto de vestuario como de comportamiento. 

El vestuario, salvo funciones o representaciones de gala, puede ser un conjunto clásico, tanto en su color como en su corte. No hace falta vestirse demasiado formal, como si fuésemos a cenar al Palacio Real o a un banquete de gala (salvo que se indique lo contrario en las invitaciones o así lo indiquen los organizadores del concierto).

Ahora bien, hay que tener en cuenta que la no exigencia de un vestuario determinado tampoco nos da derecho a ir con una indumentaria poco adecuada (jeans rotos, pantalones cortos, ropa deportiva, etcétera). 

Hay que atender a la prudencia y sentido común de las personas. Hay un punto medio entre vestir de etiqueta y vestir de facha aunque sea cara. La mejor opción es definirse por un vestuario clásico, tanto para el hombre como para la mujer.

Además del tipo de concierto a celebrar, el vestuario será distinto, casi con toda seguridad, en función del recinto donde tenga lugar el concierto. La localidad de celebración suelen marcar la diferencia. Es más habitual vestir de una forma más elegante en el teatro de una ciudad grande con mucha población que en el teatro o auditorio de una ciudad de provincia. 

En cuanto a los complementos, al ser, en su mayor parte, representaciones de tarde-noche deberán ser acorde al vestuario elegido. Por lo pronto sugiero y exijo que los hombres vayan de shorts y chanclas. 

Una persona en días pasados me decía que la gente que viene de las grandes capitales como México, Monterrey y Guadalajara, se jactan de que allá existe un ambiente cultural muy amplio y que aquí no hay nada de eso. 

Pero la verdad todos esos teatros y salas de concierto son como las playas de aquí. Ahí están, pero los locales poco las visitan ¡Qué razón! ¿Verdad? Hasta la próxima semana.

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