Víctimas colaterales de la reforma hacendaria

De aprobarse la reforma hacendaria propuesta por el gobierno federal en sus términos, las organizaciones de la sociedad civil sin fines de lucro podrían sufrir un duro golpe,

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La filantropía en México y, en general, la construcción de organizaciones de la sociedad civil sin fines de lucro, ya sea a través de la participación o de la donación de recursos, está por debajo de lo que sucede en países con similares niveles de desarrollo. 

Tenemos pocas OSC en relación al tamaño de nuestra población y empresas e individuos destinan a donativos menos recursos en relación con su patrimonio que en otras partes del mundo similares a nosotros. Algunos estudios han intentado explicarse las razones y, como suele suceder, es una mezcla de falta de confianza generalizada en las instituciones con poca visibilidad o claridad en las metas, las organizaciones o en otras zonas la dominancia de la Iglesia católica como el gran receptor de la filantropía ciudadana.

De aprobarse la reforma hacendaria propuesta por el gobierno federal en sus términos, las organizaciones de la sociedad civil sin fines de lucro podrían sufrir un duro golpe que podría, en muchos casos, poner en entredicho su supervivencia. El daño a las OSC viene de manera colateral. De hecho, los capítulos de las nuevas leyes propuestas que lidian directamente con el sector responden a exigencias que desde hace tiempo se habían pedido a Hacienda. 

El problema está en otro lado. En el límite a las deducciones personales en el pago de ISR, que quedaría en solo 10 por ciento del ingreso bruto; o 2 salarios mínimos anuales. Es decir 47 mil doscientos pesos. Eso es todo lo que se podría deducir por año.

Son “gastos personales”, para el SAT, los gastos médicos (incluidas primas de seguros), transportación escolar obligatoria, gastos de funerales, aportaciones para el retiro y donativos. Es cierto que estas deducciones habían crecido casi 300 por ciento en los últimos diez años y que 87 por ciento del beneficio recaía en el 10 por ciento más.

No está claro tampoco qué tan relacionada está la donación con la deducción. Los que se dedican a eso creen que sí y han pedido a Hacienda que los donativos no sean parte del límite de la deducción. 
Si la gente dona por deducir, podría ser el principio del fin de la filantropía privada.

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