Desde el anuncio del domingo por la tarde, la reforma hacendaria no ha dejado de dar tema en cada una de sus múltiples aristas. 

Pero hay dos flancos que me parecen muy poderosos por el impacto que tienen en la economía nacional: la informalidad y Pemex.

*Uno de los puntos que incluye la propuesta del presidente Peña Nieto es la de incentivar a la gente a salir de la informalidad para comenzar a ser visibles para el fisco. ¿Cómo? Invitándolos a registrar durante un año sus operaciones sin que éstas deban pagar impuestos, seguro del IMSS, seguro de desempleo, acceso a crédito para la vivienda y para la inversión. 

¿Son estímulos suficientes para transparentar a 60% de la economía subterránea?, le pregunté al propio secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y me contestó que “es un sistema inédito, moderno… no creo que nadie cuando es chico diga que cuando sea grande quiere ser informal”. Sí, es cierto, pero no creo que vayamos a ver hordas de personas acercándose al gobierno para volver formales sus operaciones comerciales que, según datos del Presidente en su discurso, son dos de cada tres mexicanos. 

¿Cuántos nuevos contribuyentes esperan con este plan de salida de la informalidad? “Cerca de 2 millones de personas el primer año”, afirmó Videgaray. 

El dato no es menor (si se cumple el vaticinio) si tenemos en cuenta que hoy el SAT tiene en su Registro Federal de Contribuyentes a un total de 33.4 millones de registros, de los cuales 1.3 millones son personas morales. 
*El otro punto es fundamental: el nuevo régimen fiscal para Pemex. “Por primera vez trataremos a Pemex como una empresa, como lo que es, y no como un ente gubernamental”, me decía en la misma entrevista Luis Videgaray.

La frase es muy fuerte tratándose, además, de la empresa más grande de México. “Queremos que Pemex sea más grande aún y que tenga recursos para invertir”, agregó el secretario. Sin duda, este cambio de concepto (más allá de clavarnos en la letra pequeña de las 100 páginas que se le dedica a este tema en la propuesta de reforma hacendaria), es darle un poco de “músculo” a Petróleos Mexicanos de cara a una potencial competencia por exploración y explotación que se plantea en la otra reforma, la Energética. “Hoy la carga fiscal de Pemex es de 80%, la iremos bajando durante estos próximos cinco años”, agregó el secretario. 

Los dos me parecieron anuncios muy poderosos pero aún los “cómos” están un poco débiles.