Siguiendo con el tema de salud sexual, esta semana compartiré con ustedes el tema de la violencia sexual. Iniciaré preguntando ¿qué es para usted la violencia sexual? ¿Por qué la pregunta? Porque ésta es uno de los tipos de violencia más difícil de documentar.

Según la Organización Mundial de la Salud, la violencia sexual se define como: “Todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”.

Algunos autores clasifican como violencia sexual física aquella que se realiza a través del acto sexual, actos análogos o tocamientos.

Violencia sexual psicológica, aquella  que se da a través de insinuaciones, propuestas, coacciones o acoso sexual. Y la sensorial, en la que se muestran o exponen, en forma deliberada o no, escritos, gráficos, imágenes televisivas, llamadas telefónicas y/o lenguaje verbal o gestual.

Como se puede apreciar tiene muchos rostros, entre éstos: estupro, rapto, prostitución forzada, hostigamiento sexual, acoso sexual, trata de personas con fines sexuales, incesto, sexo transaccional, matrimonios forzados y violación.

Quisiera detenerme en estos dos últimos, ya que en algunas culturas los matrimonios forzados pueden ocurrir y de hecho siguen ocurriendo y sin duda alguna son violencia sexual y la violación, entendida como la penetración sexual por la fuerza,  hecho que puede ocurrir y de hecho ocurre incluso dentro de la relación de pareja, llámese o no matrimonio.  

La semana próxima hablaré de las consecuencias para la salud.