La viuda negra: opereta sinfónica

Es una comedia de enredos, cuyo libreto, escrito por León y Stein con música de Franz Lehár, versa sobre la historia de Hanna, una rica viuda originaria de Pontevedro.

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Mientras escribo estas líneas, los exquisitos oídos de los melómanos meridanos y de sus autoridades municipales se preparan para el magno estreno del innovador concierto donde “El baile del pavo” y “Frijol con puerco” se dejarán escuchar con arreglos sinfónicos a cargo de la Orquesta de Cámara de Mérida (deberían ser camarónicos, pero ante Los Méndez sinfoniosos me queda claro que yo sólo sé que no sé nada de música). Aún así, acudí al ensayo general de la opereta “La viuda alegre”, a cargo de la Orquesta Sinfónica y el Taller de Ópera de Yucatán en busca de educar las trompas de Eustaquio.

La obra –en versión concierto- se estrenó ayer a las 9 p.m., continuando todo el fin de semana con dos funciones más: el sábado 12 a las 8 p.m. y el domingo 13 a la misma hora. Cabe destacar que este recital es el último de la temporada, por lo que el programa número 10 es especial por varias razones. De entrada, que es en versión de concierto, lo cual el mismo Juan Carlos Lomónaco, director de la OSY, explicó en rueda de prensa: “La diferencia radica en que la orquesta no estará en el foso, sino sobre el escenario, y que los cantantes no actuarán como en la opereta, aunque a pesar de ser versión concierto nosotros siempre ofrecemos más, por lo que sí tendrán vestuario y cantarán de manera dramatizada, ya que no pueden evitarlo”.

“La viuda negra” es una comedia de enredos, cuyo libreto, escrito por León y Stein con música de Franz Lehár, versa sobre la historia de Hanna, una rica viuda originaria de Pontevedro, nación imaginaria con embajada en París, donde sus paisanos se deshacen en florituras preocupados por la posibilidad de que contraiga matrimonio con un extranjero, ya que la salida de las divisas generada por la viuda podrían dejar al país en la quiebra, excusa más que suficiente para que la irreverencia y el glamour se derrochen entre fiesta y fiesta. Donde el cancán no puede faltar. 

La opereta consta de tres actos y un intermedio, teniendo como voces principales las de Marcela Chacón (Hanna Glawari), Armando Gama (Conde Danilo), Patricia Santos (Valencienne) y Víctor Hernández (Camille), cantantes de relevancia nacional acompañados por 28 integrantes del Taller Ópera Yucatán, dirigido por la mezzosoprano María Eugenia Guerrero para conformar este elenco operístico. Basado en el atisbo de un prometedor ensayo general, les invito a que acudan a este cierre de temporada verdaderamente sinfónico, ya que en la Mérida de hoy, donde lo popular recurre a la alta cultura, no hay razón para que olvidemos que la ópera –y la opereta- en su momento fueron del gusto popular, ya que  la gorja y el regocijo, el baile y la diversión, no son exclusivos de los ritmos tropicales, como podremos comprobar todo el fin de semana, so pena de enviudar…

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