'Disculpe, ¿me compra una pulserita? Yo la hice, tengo VIH y nadie me da chamba, pero bueno, mejor vender lo que se pueda que robar ¿Cierto?'. Así inició el discurso de venta más convincente de todos los tiempos por unas pulseras de 10 pesos o el espejo de una realidad que mucha gente con esta enfermedad vive. 'Claro, deme una', respondí y al verme acompañado replicó: 'Le doy dos por 15, por favor'. La curiosidad me ganó, quería saber más de él, conocer su pasado, el porqué de no tener un trabajo diferente al de hacer pulseras, puesto que no se veía como una mala persona, por lo cual, le pedí su número celular, pero me dijo que no tenía. Tras escribirle en una nota el mío insistiéndole en que me llame, le comenté que escribía en Milenio Novedades; luego de esta información pareció que le estaba regalando dulces a un niño, pues, con una sonrisa de oreja a oreja me preguntó: ¿Puedes escribir en el periódico para que conozcan mi historia, me dejen de discriminar y me den un trabajo?

Son varios los X-Men yucatecos, no son mutantes como en el cómic, pero que, al igual que éstos, son discriminados por vivir una situación diferente, algo que ellos no pidieron pero que la vida les dio. Yucatán ocupa el primer lugar nacional en nuevos casos de VIH y el cuarto en sida, una enfermedad que nadie quiere y de la cual sólo los que le ponen magia a su vida salen adelante, convirtiéndose en súper héroes reales. Adquiramos el poder de la superación, nada es sencillo en la vida y la depresión está a la orden del día, pero decir que no hay trabajo o que no hay solución a los problemas  y quedarnos sentados, mientras otros siguen luchando, nos demuestra qué lejos de ser súper héroes estamos.