¿Y como por qué amamos a Obama?

Las deportaciones de mexicanos siguen creciendo (333 mil, solo en 2013). Y no hay nada que celebrar en el tema de las armas compradas allá y usadas aquí.

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Encuentro un común denominador luego de leer y escuchar en estos días a los especialistas en la relación con Estados Unidos: los cinco años de presidencia de Barack Obama no han sido particularmente venturosos para México.

Dicen que, pese a cierta pirotecnia en su discurso, Obama no ha terminado de ir mucho más allá que George Bush en el tema migratorio. En cambio, las deportaciones de mexicanos siguen creciendo (333 mil, solo en 2013, según el Instituto Nacional de Migración). Y no hay nada que celebrar en el tema de las armas compradas allá y usadas aquí, ni en el de los transportistas que tienen que cruzar y circular por California, Arizona, Texas. Ni en el de los empleos temporales. Ni siquiera en el macroeconómico.

Sin embargo, de acuerdo con una encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica levantada el lunes (800 entrevistas telefónicas), tres de cada cuatro mexicanos tienen una opinión favorable, o muy favorable, sobre Obama. En los tiempos de John F. Kennedy no se hacían encuestas aquí, pero dudo que Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton (a pesar del rescate financiero de 1995) y Bush hijo hubieran marcado mejores números. De ahí mi pregunta: más allá de su imagen cool y de ser negro, ¿cómo por qué queremos tanto a Obama?

Hay además algo contradictorio en este cariño, pues a la pregunta de cuál de los dos países se lleva la mejor parte en la relación comercial, 78 por ciento de los entrevistados piensa que Estados Unidos y solo 15 que México.

Bienvenido a Toluca, como sea, Mr. President. We love Ya.

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