Y el canal del contagio es... ¡Chipre!

Con la votación de ayer los chipriotas rechazaron de facto el dinero de ayuda que vendría de Europa.

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Un amigo suizo que maneja fondos e inversiones en varias partes del mundo me dijo hace un par de semanas que el capitalismo efectivamente colapsará. Tarde o temprano, pero lo hará. Como él, muchos de los que miran las deudas enormes de bancos y países, y la forma en la que están interconectadas, no hacen sino asombrarse de que el sistema financiero siga vivo con tanto instrumento artificial montado por los bancos centrales.

Ayer la noticia fue Chipre, y la forma abrumadora en la que su parlamento decidió echar para atrás la posibilidad de aplicar un “corralito” a los ahorros de los chipriotas; es decir, no aprobaron que se cobrara un “impuesto” a los ahorradores a fin de obtener dinero fresco del Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, quienes prestarían otro tramo de dinero para salvar a los bancos —que están al borde de la quiebra por la alta exposición que tienen a la deuda griega. Hay tragedia en el vecindario.

Chipre entró a la Unión Europea a mediados de la década pasada, y su adhesión al euro generó suspicacias en 2008. Su PIB per cápita rebasa la media de la unión. La pequeña isla es habitada por un millón cien mil habitantes.

¿Cuáles son las consecuencias de un default de los bancos chipriotas? Hasta ahora, desconocidas; pero el problema es grave porque si un banco con sede en un Estado de la eurozona se declara en quiebra, el efecto de contagio inmediato es la pérdida de confianza en ese banco, el crédito se cierra en el sistema financiero; y cualquiera que tenga títulos de los bancos quebrados puede también contagiarse del mismo mal y exhibir sus problemas.

Con la votación de ayer los chipriotas rechazaron de facto el dinero de ayuda que vendría de Europa. A pesar de ello el Banco Central Europeo se aprestó a decir que sí le va a facilitar dinero a Chipre, siempre y cuando sea dentro de la reglamentación actual. Pero quien la tiene muy difícil, si no es que imposible, es la canciller alemana Angela Merkel, quien tendría que convencer a su parlamento de facilitar parte de los recursos para salvar a Chipre, a pesar de que los propios chipriotas no quieren incurrir en costo alguno para obtener ese rescate. Menudo lío.

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