Y si es un huachinango a la veracruzana, mejor
El perredismo estoicista-resiliente, a cierta edad ya quiere que le enseñen a pescar, exige que le den el pescado y si es un huachinango a la veracruzana, mejor.
Cuando la unanimidad llega así de esa manera, Los Chuchos no tienen la culpa. Son las rentas de la crisis de su civilización y el triunfo olímpico de la izquierda institucionalizada.
Sí, da un poco de flojera ver que la dinastía del Instituto chuchístico de verano se apoltrona cómodamente en el trono hasta que pasen más de mil chuchos, muchos más, pero seguramente el perredista de a pie, las fuerzas vivas, ya están muy cansadas para andar haciéndola de tos por todo, perdiendo el tiempo en marchas y plantones, mítines y macramé, condenados a ser criticados por la opinión pública preponderante dados los prejuicios sobre su naturaleza rijosa.
Ahora el perredismo, gracias a las sanciones del INE y de su instauración como una fuerza civilizada y negociadora, ordenada y obediente, hasta se gana los elogios de la clase política y la comentocracia.
Caso contrario el del PAN que, en vez de resolver su yijaidismo interno, ahora está convertido en el nuevo viejo perredé, dedicado a atacar al supremo y gobierno que tan atinadamente dirige el licenciado Peña.
Retándolo incluso de injusta manera con una contra reforma fiscal porque supone que los impuestos desatados como una furia de titanes sobre los mexicanos, no coadyuvan al desarrollo de la patria ISO-9000 que se ha venido diseñando con la armonía del nuevo aeropuerto defeño, hoy tan incomprendido por los macheteros de siempre.
Y por los resentidos que piensan que arquitectónicamente será una mala copia del de Abu Dabi. O sea, malo que fuera un fusil de la Línea 12 a la que solo le falta que desemboque en sus túneles las aguas inicuas nada inocuas de los ríos Sonora y Bacanuchi que el señor Larrea tuvo a bien convertir en jacuzzis para mutantes.
Claro, no se sabe quién se gana el premio al mejor portado, si Los Chuchos en éxtasis o el doctor Mancera que, mientras espera al Godot de la reforma política para el DF (prometida por la Presidencia y que será defendida en las cámaras por Barbosa y Aureoles), está en el oscuro rincón dedicado a cultivar con profesionalismo a las caricias mustias.
Como sea, entiendo perfectamente al perredismo estoicista-resiliente, a cierta edad ya no quieres que te enseñen a pescar, exiges que te den el pescado y si es un huachinango a la veracruzana, mejor.