¿Y si no me cobran impuestos a mí, a quién?
Según el INEGI, del total de la población ocupada, 73 por ciento recibe menos de cinco salarios mínimos como salario.
Cuando leo y escucho declaraciones de empresarios y analistas en el sentido de que la reforma hacendaria “carga la mano a los de siempre”, me pregunto en quiénes piensan que debería cargarse la mano.
Déjenme recordar un par de datos: según el Coneval, hay 60 millones de mexicanos que tienen “ingresos inferiores a la línea de bienestar”. Esa línea, según la misma fuente, es de dos mil 400 pesos al mes. Sí. Dos mil 400 al mes. Si usted me está leyendo —es decir, si gastó en el diario impreso o tiene internet— seguramente no está en ese grupo.
Otro dato: según el INEGI, del total de la población ocupada, 73 por ciento recibe menos de cinco salarios mínimos como salario. Seis de cada diez reciben menos de tres salarios mínimos, es decir, unos 180 pesos diarios, ni siquiera los seis mil pesitos al mes que decía Ernesto Cordero alcanzaban para vivir.
Uno más: según el más reciente censo económico, nueve de cada 10 establecimientos en México tienen menos de cinco empleados. Somos una economía changarrizada.
Es cierto: la inmensa mayoría de los que ganan dos mil 400 al mes y de los changarros de menos de cinco empleados no pagan impuestos. Los empleados afiliados al IMSS que ganan menos de tres salarios mínimos pagan una tasa de ISR mínima. Lo que no tengo claro es que si ir a cobrar impuestos a esos changarros o a esos trabajadores nos sacará de algún problema financiero. Sin negar que el problema de la informalidad en el país sea muy grave, hay que hacer un cálculo del costo-beneficio de esa recaudación.
Es cierto que a la reforma propuesta le falta, entre otras cosas, algún mecanismo que reconstruya la relación fiscal entre el ciudadano y sus gobiernos. Que de alguna manera esos millones de mexicanos que, por ejemplo, reciben beneficios del gobierno a manera de transferencias directas entendieran que hay otros mexicanos que los pagan con sus impuestos.
Me sorprende la queja por el IVA o la no deducción de colegiaturas acompañada de la exigencia para gravar alimentos con el mismo impuesto. ¿No que hay que generalizar el IVA?
En fin, sin duda, hay ingresos que se verán afectados por la reforma si se aprueba, pero sigo revisando la ley y no he detectado a ninguno que no pueda costear la afectación y así pueda exigir que lo recaudado se reparta mejor.