¿Ya acabamos, señor Presidente?
El discurso de ayer pareció el de fin de fiesta y no el de inicio de labores.
Me sorprendió del mensaje de ayer del presidente Enrique Peña Nieto con motivo de su segundo Informe de gobierno la sensación de fait accompli, de tarea terminada. Del uso excesivo del pasado y del futuro resuelto.
Cito unos párrafos: “El proceso reformador no fue sencillo. Debieron superarse múltiples dificultades, intereses y resistencias. Lo importante es que México no se detuvo y el impulso transformador siguió su curso. Ahora, al poner las reformas en acción, sus efectos, resultados y beneficios, comenzarán a verse y sentirse en todo el territorio nacional.
“Hoy, México ya está en movimiento. Si algo nos tiene que quedar muy claro es que éste NO es el país de antes, éste es el México que ya se atrevió a cambiar”.
Ni siquiera los dos anuncios relevantes de ayer —el nuevo aeropuerto y el cambio de reglas y nombre para Oportunidades— parecen destinados a concitar el entusiasmo de muchos.
Aun cuando el Presidente habló del “México actual; el que no tiene miedo a cambiar; el México que cree en lo que somos; que confía en su ciudadanía, cada vez más activa, propositiva y vigilante”, lo hizo para elogiarla por lo hecho —haberse “atrevido a cambiar”— y no para convocarla al complicado futuro.
El discurso de ayer pareció el de fin de fiesta y no el de inicio de labores.
Intuyo además que es un defecto de discurso, no de sustancia. Aurelio Nuño me dijo hace unos días en la tele que hay 36 acciones concretas de “reformas en acción” de aquí a final del año. Si prefirieron dosificarlas hirieron al discurso de ayer y creo que desperdiciaron una oportunidad enorme frente a todas las cámaras, con todos los reflectores.
A diferencia de otros, yo pienso que no está mal que una vez al año el Presidente tenga la oportunidad de sí informar, sí hacer recuentos; pero hablar a la nación y plantear una visión, convocar a una misión, plantear una meta y alentar a una épica.
El Presidente eligió ayer hacer durante larga hora y media un recuento de carreteras, trenes y ampliaciones de líneas de Metro. El sentido general del mensaje fue, ya cumplimos, ahora nos queda querer mucho a México y esperar que las reformas nos traigan la prosperidad.
Terminados los aplausos se fueron todos a sus coches que habían ocupado la plancha del Zócalo, lo que se convirtió en LA noticia de la tarde. Eso, mejor que otra cosa, describe el discurso de ayer.
Twitter: @puigcarlos