Las implicaciones que la crisis económica mundial ha tenido en la economía de México han comenzado a manifestarse en distintas vertientes. La alta exposición a las fluctuaciones de los mercados internacionales, así como a la sincronización que se mantiene con la economía estadounidense, determina con mucho los efectos en los indicadores del crecimiento nacional.

Datos de la Secretaría de Economía refieren que en el 2014 el nivel de exportaciones que México realizó a la zona de América del Norte (léase Estados Unidos y Canadá), representó 77.99% del comercio exterior del país, mientras que las importaciones provenientes de dicha zona geográfica fueron el equivalente a 52.24%, es decir, una diferencia de 25.75 puntos porcentuales.

Por su parte, en el primer semestre del 2015 el saldo de la cuenta corriente de México, que se refiere a la variación entre exportaciones e importaciones netas de bienes, servicios, e ingresos que se efectúan en el país, presentó un déficit de 16,567 millones de dólares, indica el Banco de México en su segundo boletín trimestral de este año. Asimismo, el comportamiento a la baja de los precios del petróleo ha repercutido significativamente en las finanzas públicas de México.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en sus estadísticas de comercio exterior de México correspondiente al primer semestre del 2015, advierte un déficit de 375,442 millones de pesos, como producto de la reducción de los ingresos petroleros, dado el efecto combinado de la disminución de la producción de petróleo, y la caída en los precios de los hidrocarburos.

Lo anterior nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: ¿Se van o se quedan los capitales? Las recientes administraciones del gobierno federal han procurado de manera reiterada priorizar la estabilidad macroeconómica, como una garantía para incentivar la llegada y permanencia de capitales de inversión en el país. Como resultado de ello, nuestro país se ubica como la novena economía que recibe mayor Inversión Extranjera Directa (IED) en el mundo, por delante de países como Australia, según la consultora global AT Kearney.

Sin embargo, dicha estabilidad ha comenzado a ser colocada en el espacio de la incertidumbre, debido, entre otros factores, a la suspicacia respecto de que se implementen en el corto plazo las reformas estructurales, principalmente la energética y la de telecomunicaciones, que aún no adquieren una fisonomía definida en su inicial ejecución.

En consecuencia, el grado de vulnerabilidad del país al contagio de una crisis especulativa se incrementa, en respuesta a un escenario donde se comienzan a vislumbrar movimientos de capitales especulativos de corto plazo que buscan relocalizarse en áreas económicas con perspectivas de mayores tasas de rentabilidad.

Banorte ha comenzado a responder dicha interrogante. En su boletín del mes de septiembre, acompañado con datos de EPFR Global sobre los mercados financieros, estima que tan sólo en el primer semestre del 2015 ha ocurrido una salida de capitales del país de más de 3,000 millones de dólares en México, casi 23% de los valores colocados por Banxico en el exterior. Con 3 mil 214 millones de dls en lo que va del año; es la mitad del dinero que salió de los mercados accionarios de América Latina de 6 mil 516 millones de dólares. De mayo 2013 a la fecha han salido 77 mil 92 millones de dólares de los mercados de capitales de países emergentes; de América Latina fueron 22 mil 727 millones, de los cuales 11 mil 960 millones correspondieron a Brasil y 9 mil 77 millones a México.

1982 está presente en el referente inmediato del colectivo empresarial y financiero, y hace temer una tendencia que aumente la ya iniciada salida de capitales del país.