Es en la tragedia cuando se sabe de qué están hechos los grandes líderes políticos. En el terremoto de 1985 Miguel De la Madrid se refugió debajo de una mesa y en el Horror de Diciembre Salinas, precavido, se escondió tras la vitrola. Ahora, en la terrible explosión de Xalostoc, el góber chapitas Eruviel Ávila de inmediato reaccionó por Twitter a pesar de estar del otro lado del charco.

Y, contra el habitual protocolo de respuesta de los políticos mexicanos, canceló su periplo europeo en vez darle unos quemones a Humberto Moreira —asentado en España para hacer una maestría que las lenguas viperinas, suponen se, trata de un curso de honestidad caliente, infanta Cristina y su señor Urdangarin —, para regresar en friega a atender el problema en Ecatepec.

Lástima que ya no podrá ir con espíritu laico a la audiencia que tenía pactada con el papa Francisco. Mientras tanto, las víctimas de la explosión esperarán, sobre todo aquellos que se quedaron sin familia y sin hogar, eso sin contar el superficial problema de esos tráileres y pipas que circulan cargados de combustibles por las carreteras del Edomex, portando como único seguro el clásico: “No corras, tus hijos te esperan”.

Menos mal que los gemelos diabólicos Duarte, góbers de Veracruz y Chihuahua, se llevan las primeras planas con sus maravillas. El primero con su tradicional Fidel Herrera Style en su versión más folclórica es un ejemplo de lo que debe ser la lucha por la democracia con mapachaje incluido. El segundo, con el delicado tacto de un tractor con el que ha tratado el terrible caso de los hijos de David Páramo, solo queda pedirle a Dios que nunca le seamos indiferentes.

Como quiera que sea, para cuando el góber Ávila haga su aparición en su patria chica, no todo serán malas noticias. Seguramente le alegrará que el Pacto por México viva y que la patria sigue. Esa carambola de mil bandas de concertacesiones y conciliábulos en lo oscurito funciona y funciona muy bien. Tan así que tanto a Zambrano como a Madero, que ya estaban muy relajaditos —los han de haber exentado de la inflación en materia huevos que están más caros que los boletos para el Azteca— solo acertaron a exigir una investigación sobre la fortuna de Robero Deschamps, como si esta fuera mal habida. O sea.

A ver si los de Disney —que se quieren apropiar hasta del Día de Muertos— no confunden todo esto con una historia de Juan Rulfo y la privatizan para que las firme Mixquic Mouse.

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