Yumbina, tinta china, películas

Cualquier cosa es mejor que escuchar a aquellos infaustos de ideas peregrinas, seguramente marxistas.

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Si algo probó el famoso artista Bansky con su experimento de vender sus carísimas obras a nada más 60 dólares por unas horas, es que somos muy desconfiados. Como la burra no era arisca, no tenemos fe en los teleofertones de ocasión, pues hemos sido timados tantas veces que ya nada nos parece de fiar. El célebre creador conocido por el ejército de grafitis que pueblan las paredes del mundo, ofreció en las calles de Nueva York piezas de su creación que en cualquier galería valdrían miles de dólares a cambio de una bicoca, ganando apenas $420. La clientela pensaba que era un timo y muy pocos se rayaron.

Bansky, crítico de la sociedad de consumo y de los ideales clasemedieros de medio pelo, encontró que, como dice la vieja melodía, nadie quiere a nadie, se acabó el querer.

A lo mejor es lo que no está pasando con la reforma hacendaria. Igual Videgaray y sus amigos del PRIcámbrico temprano lo hacen todo por nuestro bien y nosotros, sospechosistas por vocación, no sabemos ni aprovechar ni valorar. Y antes al contrario, todo nos parece un atentado y andamos ahí de quejumbres borrascosas, en vez de pensar positivamente e imaginar que es por nuestro bien.

Si nos trepan el ISR a la ignominia, debe ser bueno para la salud; si nos cargan el IVA por mentada de madre, debe ser conforme a derecho; si nos dejan caer la carga impositiva y llega a niveles mortales de colesterol, que se sepa que la patria es primero; si las tasas de interés son de más interés que nuestros intereses, que sea a la salud de los capitales golondrinos.

Cualquier cosa es mejor que escuchar a aquellos infaustos de ideas peregrinas, seguramente marxistas, que afirman que es momento de abandonar la idea del crecimiento económico, esa falacia. Crecer como si hubiera cómo y para dónde; crecer como si el modelo no estuviera más desgastado que los comentarios chillones de nuestros especialistas en futbol que afirman, categóricos, que está muy perrón ganarle a Costa Rica como fuera el PSV Eidoven.

A lo mejor el Tri sí tiene corazón y no lo ha querido demostrar porque los muchaches no conocen Nueva Zelanda y quieren ver cómo viven los hobbits de La Comarca, darse una gira turística por Mordor e irse de shopping a Rohan.

Igual los diputados, senadores y funcionarios que defienden las reformas deberían salir a la calle a vender sus propuestas hacendarias bara, bara como Bansky.

Y hacerlo al ritmo de los viejos pregoneros de Tepito: “Yumbina, tinta china, películas”.

www.twitter.com/jairocalixto

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