Redacción/SIPSE
PLAYA DEL CARMEN, Quintana Roo.- La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) justificó el retiro de mangle que se hace en el fraccionamiento Las Brisas, pese a que no existe el cambio de uso de suelo del predio y de que el artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre impide expresamente la remoción y tala del manglar.

Basados en la inspección de 2016, cuando clausuraron el lugar de la calle 42, entre Flamingos y Albatros, la Profepa dijo que en esa visita se verificaron “que las actividades que se llevaban a cabo en su interior, se realizaran (sic) en cumplimiento a la normatividad para llevar a cabo las obras, y verificar que se implementaran las medidas adecuadas de prevención y mitigación de impactos sobre los recursos forestales presentes en el lugar”.

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No especifica qué obras se prevén en ese espacio, pese a que “queda prohibida la remoción, relleno, trasplante, poda, o cualquier obra o actividad que afecte la integralidad del flujo hidrológico del manglar; del ecosistema y su zona de influencia, de su productividad natural, de la capacidad de carga natural del ecosistema para los proyectos turísticos, de las zonas de anidación, reproducción, refugio, alimentación y alevinaje (…)”, como lo establece el artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre.

El boletín emitido por la dependencia no menciona que haya habido una nueva inspección a raíz de que en las últimas semanas se ha talado el mangle, pero sí dio a conocer que los dueños buscan que esa manzana cubierta de mangle no sea considerada terreno forestal porque “se encuentra dentro de la zona urbana del municipio”.

Caso complicado

Rafael León Negrete, gerente de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en Quintana Roo, explicó que la instancia indicada para analizar la petición del cambio de uso de suelo de un predio como ese debe ser analizada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Aunque es un trámite que difícilmente se conseguirá, el cambio de uso de suelo implicaría estudios para calcular los servicios ambientales que hay, tomar en cuenta si los recursos naturales están en peligro o protegidos (como es el caso), y si la Semarnat avala esa modificación se tendría que pagar una cantidad que resulta millonaria.

“Esa fuerte cantidad de dinero se pasa al Fondo Forestal Mexicano para que, a través de la Conafor, se destine a resarcir el daño. ¿Y cómo se hace? Pues el estudio determina la compensación que puede ser de uno a 20 o a mil o dos mil, es decir, que si quitas mangle tienes que restaurar los servicios ambientales que genera, aunque sea con otra especie, con lo que por cada hectárea afectada tengas que poner mil de otra especie”, explicó.

La Profepa adelantó que “se emitirá un acuerdo de emplazamiento de conformidad con lo que establece la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable”, que según León Negrete podría implicar una restauración, aunque debería ser anunciado por la Semarnat.