A casi un año del secuestro de su hijo; padres exigen justicia

El caso de William N, estuvo lleno de irregularidades ministeriales.

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Aunque el padre del joven secuestrado pidió a la Fiscalía el celular con el que se negoció el rescate, recibió una negativa. (Archivo/SIPSE)
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Redacción/SIPSE
CANCÚN.- El próximo diciembre se cumple un año del secuestro de William N, un joven de 17 años, cuyos padres claman justicia, misma que no han recibido porque el caso estuvo lleno de negligencias por parte de las autoridades ministeriales.

Hace un par de meses, el papá fue a la Fiscalía General del Estado (FGE) para recuperar un celular con el que estuvieron negociando con los secuestradores, y la respuesta que le dieron, fue que no tenían tiempo para atenderlo.

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El 18 de diciembre del año pasado, el joven fue privado de su libertad en el fraccionamiento Corales, en la Región 77, donde estaba atendiendo el negocio de la familia, una taquería, cuando varios sujetos lo subieron a la fuerza a un vehículo. El mismo día, los secuestradores se pusieron en contacto con el papá, le pidieron un millón de pesos para entregarle a su hijo.

El padre de familia acudió a la FGE donde se inició la carpeta de investigación FGE/ QR/FEIS/12/15/2017 por el delito de secuestro en agravio del menor.

El papá permaneció, día y noche, con los elementos de la Policía Ministerial de la unidad de antisecuestros, por más de 48 horas. Los agentes no le permitieron hablar con nadie de su familia, ni siquiera le dieron la oportunidad de hablarle a su esposa, para hacer el intento de conseguir el dinero.

Los plagiarios se comunicaron tres veces con él; los delincuentes llegaron a bajar el monto del rescate hasta 50 mil pesos, esa fue la última vez que tuvo comunicación con los secuestradores.

Los ministeriales le dijeron al papá que si volvían a marcarle aceptara que pagaría esa cantidad, pero nunca más le volvieron a marcar. A partir de ese momento, inició su sufrimiento, porque lo único que le dijeron las autoridades es que tenía que esperar; tuvieron que sacar a sus hijos de la escuela y enviarlos a otro estado, por el temor de que les fueran hacer algo.

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