Ansiedad y depresión, antesala de los casos de suicidio en Yucatán
Issste Yucatán cuenta con área de atención psicológica para evitar este flagelo
MÉRIDA, Yuc.- El suicidio en Yucatán se ha convertido en un grave problema de salud mental tras la pandemia del Covid-19, pues en los últimos meses se ha notado un incremento de estos casos.
Esta tendencia no respeta edad, sexo ni condición social, señalo la psicóloga Nelly Patricia Morales Murguía, encargada en Prevención y Atención de la Violencia Familiar y de Género en la Clínica-Hospital Mérida de APP del Issste, ubicada en Susulá, comisaría de la capital yucateca.
Cabe mencionar que el año pasado hubo 246 suicidios en Yucatán, lo que representa la cifra más alta registrada en la última década.
Atención a señales
La psicóloga dijo que es de suma importancia estar muy atentos a las señales que nos dan nuestros seres queridos, ya que actualmente se están incrementando los casos de ansiedad y de depresión; ambas aflicciones representan un grave problema de salud mental que, en muchos casos, desencadenan o se asocian con los intentos de suicidio.
“Debemos tener especial cuidado con nuestra familia sobre todo con los jóvenes, ya que los suicidios o intentos de estos han aumentado significativamente en esta población, durante la pandemia del Covid-19”, señaló.
Es algo que ya se veía venir, continuó, como un efecto a largo plazo de la pandemia, ya que por naturaleza el ser humano es sociable, motivo por el cual a los adolescentes les afecta significativamente el proceso de aislamiento, el dejar de ver a sus amigos, la convivencia social, dejar de acudir a la escuela de manera presencial, realizar actividades extraescolares, etcétera.
“En estos tiempos del Covid-19, podemos observar que se ha incrementado el número de suicidios principalmente en personas jóvenes, generando una mortalidad ocasionada no de manera natural, sino por suicidio y esto está ocurriendo entre la población de entre 15 y 29 años de edad”, indicó Morales Murguía.
Como padres, agregó, no debemos minimizar sus problemas y hay que procurar estar atentos y escuchar sus miedos, inquietudes, vigilar y monitorear sus gestos actitudes, palabras, conductas, fomentar que tenga una buena calidad de sueño y pensamientos positivos, ya que lo que para un adulto podría ser un problema sin importancia, una exageración, a los adolescentes les afecta seriamente.
Explicó que el suicidio no es un acto irracional o instantáneo, generalmente conlleva un plan previo en el que la persona valoró las opciones frente a su desesperación, por lo que las llamadas de auxilio o los signos de ideación suicida, o bien, de intento suicida deben ser prontamente atendidos y no desvalorados, pues en estas señales se encuentra la posibilidad de actuar con eficacia en la preención del suicidio.
Suicidio, acto social
Los estigmas sociales o prejuicios sólo aumentan las posibilidades de cometer el acto suicida, por lo que se debe tener en cuenta que el suicido no es un acto individual con consecuencias individuales, sino que repercute en los demás y, por ende, es un acto social que debe llevar a preguntarse como sociedad y familia ¿qué hicimos o no hicimos para que una persona se suicidara? ¿La escuchamos? ¿La canalizamos como personal de salud a un especialista en salud mental? Y como familiar, ¿estuvimos atentos a los signos de alarma?
“Todos estamos expuestos a padecer de ansiedad y depresión en algún momento de nuestras vidas pero solo en algunos casos esta puede convertirse poco a poco en una ideación suicida que termine en un suicidio”, comentó.
“Es muy importante recalcar que no todas las personas que están pasado por una depresión lo demuestran, incluso algunas ríen, se ven felices y tratan de ocultar sus problemas para que nadie se dé cuenta de ellos, esto lo hacen por miedo a ser juzgados e incomprendidos”, añadió.
Mencionó la psicóloga Morales Murguía que las personas que se han intentado suicidar no lo han hablado con nadie “esto es una creencia errónea”, pues se ha visto que en un porcentaje alto que este pensamiento o ideación suicida sí se lo han comunicado a algún familiar, amigo o compañero de trabajo, pero estos no le toman la importancia suficiente y es vital tomar en serio este tipo de amenazas y terminar con el mito que las personas que amenazan con quitarse la vida finalmente no lo harán, ya que hay estudios que sugieren lo contrario.
No se trata de una manipulación, para la persona puede ser una realidad que ha pasado por su mente para terminar con sus problemas ya sean emocionales, económicos o por la pérdida de algún familiar, trabajo o el fin de una relación.
Por este motivo y como parte integral del programa de salud mental el Issste aplica diferentes acciones para realizar un trabajo multidisciplinario dirigido a las personas más vulnerables con mayor riesgo de sufrir depresión.
“Hay que acudir al área de psicología del Issste cuando se tenga algún síntoma como tristeza, trastornos del sueño, trastornos en el apetito, nivel de energía, disminución marcada de interés, sentimientos de minusvalía y pensamientos recurrentes de muerte”, concluyó la especialista.
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