Dalila Carreño/Agencia Reforma
MÉXICO, D.F.- A los 16 años Alberto Brian Fernández Alducín formó parte de un taller de robótica cuya complejidad hizo que fuera el único en graduarse de un grupo de 80 alumnos; dos años más tarde, lo aprendido le sirvió para obtener el Premio Nacional de la Juventud 2012 por un guante sensor para invidentes.

El guante emite una vibración que va en aumento conforme la distancia con los objetos disminuye, lo que lo convierte en una herramienta útil para diversos usos.

"Funciona con el principio de eco localización, (el guante) emite una onda que viaja, topa con un objeto y regresa al mismo sensor. Según el tiempo que la onda hace en ir y venir se determina la distancia (entre el guante y el objeto)".

"Su máximo alcance es de hasta seis metros y el mínimo de dos centímetros. Puede detectar objetos pequeños como un clavo, un palillo y un alfiler", señala Fernández Alducin.

También se puede usar al caminar, lo que podría impedir accidentes en personas invidentes.

"Entre una de las nuevas aportaciones del guante es que puede medir la temperatura. Tiene un timbre muy tenue que se activaba a los 30 grados y conforme aumenta la temperatura se escucha más fuerte".

La idea del joven, quien a sus 18 años estudia el primer semestre de la Licenciatura en Tecnología en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, surgió porque quería ver cómo podía ayudar a sus amigos con discapacidad visual.

"En ese taller utilizábamos un tipo de sensores ultrasónicos con los que funciona el guante. Me di cuenta que ayudan a detectar cualquier cosa y quise implementarlo de alguna manera para que a las personas invidentes les sirviera como guía.

"El objetivo es que las personas con discapacidad visual se incorporen al mercado laboral, por ejemplo, haciendo la función de 'cerillos' en los centros comerciales, porque les hace más fácil detectar los objetos en una superficie y ya no es necesario estar palpando por toda una mesa", explica Fernández Alducin.

Seguir formándose

Los 140 mil pesos que el joven ganó con el Premio Nacional de la Juventud los invertirá en los estudios de posgrado en energías renovables que desea cursar, ya sea en el ramo de microbiología o el de química verde.

"Ganar el premio fue muy emocionante porque es el mayor que otorga el Gobierno Federal a jóvenes del País, y lo mejor es que es en Ciencia y Tecnología.

"Soy de Puebla, vivo sólo en el DF y lo primero que hice fue avisarle a mi mamá, que es madre soltera y se sintió súper orgullosa. Estaba feliz, se sentía la mejor mamá del mundo. Ella trabaja todos los días en su tortillería y se dio un tiempo para venir a la premiación", expresa.

En colaboración con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, el estudiante registró su invento ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual para obtener la patente.

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