Javier Ortiz/SIPSE
BACALAR, Q. Roo.- El camino que conduce al campamento menonita de Salamanca, se ha convertido en un enorme basurero clandestino, porque gente acude a depositar sus desechos orgánicos e inorgánicos, que provocan fuertes olores nauseabundos.

Bertha Tavera Rosales, coordinadora de Salud Municipal, indicó que de manera coordinada con el área de recolección de la comuna, han saneado en varias ocasiones ese tramo de carretera, pero la inconsciencia de la gente ocasiona que vuelva a proliferar.

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Dijo que incluso, colocaron advertencia de sanciones pero desaparecieron los avisos, por lo que establecerán vigilancia en la zona para sorprender a las personas que lo ocupen como tiradero, ya que dijo, representa un serio foco de infección.

Indicó que las sanciones van de los 50 salarios mínimos en adelante a la persona que sea sorprendida arrojando sus desperdicios en la vía pública, “la recomendación es para esas personas, que dispongan sus desperdicios para el camión recolector, porque los lixiviados se filtran al subsuelo”, subrayó.

En el sitio se pudo observar bolsas con restos de carne putrefacta, huesos, ropa, plumas y basura diversa con moscas revoloteando alrededor. Se ubica en las cercanías del nuevo panteón, por donde termina la ciudad, por ello aprovecha la gente para arrojar su basura.

Jerónimo Pisté Caamal, cuida un rancho en la cercanía, señaló que constantemente quema la basura que se acumula en el lugar, para eliminar un poco la putrefacción que desprende por la descomposición de materia orgánica.

Dijo que lo han limpiado en dos ocasiones, “pero no tarda y la gente cochina vuelve a traer su basura, hasta animales muertos. Cuando calienta el sol se vuelve insoportable el olor que desprende”, destacó.

Por el camino transita infinidad de vehículos y personas a pie que tienen sus viviendas en esa zona, los cuales tienen que soportar los olores nauseabundos que desprenden los acumulamientos de basura orgánica.

En colonias como Diego Rojas y Colosio, también se encuentran bajo vigilancia de las autoridades municipales para sancionar a las personas que arrojan sus desperdicios en los linderos, ya que han sido saneados con anterioridad.