Menores de edad ansiosos y deprimidos, resultado de encierro por coronavirus

Se trata de una investigación realizada por la Universidad de Carolina del Sur y la de Huazhong, en la cual se estudiaron las reacciones de alrededor de 2 mil 330 menores escolarizados y preadolescentes.

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Los niños necesitan el amor de los adultos y, a menudo, una atención más dedicada durante los momentos difíciles, aseguran los expertos. [Foto: Pixabay]
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CHINA.- “Uno de cada cinco niños que permaneció bajo cuarentena o confinamiento obligatorio en China presentó síntomas de depresión y ansiedad”, así lo dio a conocer un estudio clínico sobre el comportamiento e impacto de la pandemia por coronavirus

Se trata de una investigación realizada por la Universidad de Carolina del Sur y la de Huazhong, en la cual se estudiaron las reacciones de alrededor de 2 mil 330 menores escolarizados y preadolescentes de las ciudades de Wuhan y Huangshi, en la provincia de Hubei, los epicentros de la pandemia por Covid-19. 

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La investigación académica fue publicada por JAMA Pediatrics, una de las revistas de divulgación científica más importantes y prestigiosas del mundo.

Los autores del informe pediátrico,  Xinyan Xie, Qi Xue, Yu Zhou, Kaiheng Zhu, Qi Liu, Jiajia Zhang y Ranran Song, recordaron que la actual pandemia provocada por el coronavirus Sars-CoV-2 provocó el cierre total de actividades y el encierro completo en 188 países. En China, el número de estudiantes que se vieron afectados producto de este bloqueo absoluto fue de 180 millones de menores, quienes durante un mes presentaron todo tipo de síntomas asociados a la depresión y la ansiedad.

Fomentar la escucha activa y una actitud de comprensión con los niños es fundamental. “Los niños pueden responder a una situación difícil o inquietante de diferentes maneras: aferrándose a los cuidadores, sintiéndose ansiosos, retraídos, enojados o agitados, teniendo pesadillas, orinarse en la cama, cambios frecuentes de humor, etc. Y generalmente se sienten aliviados si son capaces de expresar y comunicar sus sentimientos perturbadores en un ambiente seguro y de apoyo. Cada niño tiene su propia forma de expresar emociones. A veces, participar en una actividad creativa, como jugar y dibujar, puede facilitar este proceso”, advirtió Mario Mazzeo, director ejecutivo y psicólogo social de la Asociación Civil Observatorio Social en Argentina, durante una entrevista brindada al portal Infobae.

Ante la interrogante sobre cómo ayudar a los niños a encontrar formas positivas de expresar sentimientos perturbadores como la ira, el miedo y la tristeza, los expertos brindaron las siguientes recomendaciones: 

Fomentar un mayor entorno sensible y afectuoso alrededor del niño. Los niños necesitan el amor de los adultos y, a menudo, una atención más dedicada durante los momentos difíciles.

Recordar que los niños a menudo toman sus señales emocionales de los adultos importantes en sus vidas, por lo que la forma en que los adultos responden a la crisis es muy importante. Es importante que los adultos manejen bien sus propias emociones y mantengan la calma, escuchen las preocupaciones de los niños y les hablen amablemente y los tranquilicen. Si es apropiado y dependiendo de la edad, alentar a los padres/cuidadores a abrazar a sus hijos y repetir que los aman y están orgullosos de ellos. Esto los hará sentir mejor y más seguros.

Si es posible, brindar oportunidades para que los niños jueguen y se relajen.

Mantener a los niños cerca de sus padres y familiares, si se considera seguro para el niño, y evitar separar a los niños y sus cuidadores tanto como sea posible. Si un niño necesita ser separado de su cuidador principal, asegurarse de que se proporcione la atención alternativa adecuada y que un trabajador social, o equivalente, haga un seguimiento regular del niño.

Mantener rutinas y horarios regulares tanto como sea posible o ayudar a crear otros nuevos en un entorno nuevo, que incluya aprender, jugar y relajarse.

Proporcionar datos sobre lo que está sucediendo y brindar información clara y amigable para los niños sobre cómo reducir el riesgo de infección y mantenerse a salvo en palabras que puedan entender. Demostrar a los niños cómo pueden mantenerse a salvo. Evitar especular sobre rumores o información no verificada frente a los niños.



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