Futuro deportivo de Novak Djokovic en el Abierto de Australia está en riesgo
Novak Djokovic está en manos del ministro de inmigración de Australia Alex Hawke, quien decidirá si el tenista permanecer en el país o lo deporta.
Consideraciones legales, políticas, deportivas y diplomáticas determinarán si Novak Djokovic puede buscar su 21er título grande en el Abierto Australiano.
El serbio fue incluido provisionalmente entre los inscriptos, pero la saga en torno a su visa y su negativa a vacunarse no ha terminado.
Su futuro inmediato está en manos del ministro de inmigración de Australia Alex Hawke, quien decidirá si anula la orden de un juez que permitió al tenista permanecer en el país o lo deporta.
¿Cómo se llegó a este punto?
Australia exige a todo extranjero la vacuna contra el COVID-19 para entrar al país. Lo que se está decidiendo es si Djokovic tenía una exención válida.
Sus abogados dicen que, dado que se contagió del COVID-19 en diciembre, puede ingresar a Australia. El gobierno del estado de Victoria y los organizadores del Abierto aprobaron la exención, que aparentemente despejó el camino para que le diesen una visa.
Abogados del gobierno, no obstante, sostienen que se puede otorgar una exención por una infección solo cuando el virus causó trastornos serios. No está claro por qué se le dio una visa si eso es así.
La asociación de tenis de Australia (Tennis Australia) se quejó de que las regulaciones no son claras y cambian constantemente.
El servicio de inmigración revocó la visa de Djokovic a su llegada y lo alojó en un centro de retención, con la intención de deportarlo.
Pero el tenista apeló la medida y un juez falló a su favor por un tecnicismo, diciendo que no se le había dado a Djokovic suficiente tiempo para consultar con sus abogados a su arribo.
¿Qué pasa si le vuelven a revocar la visa a Djokovic?
Los abogados del tenista seguramente pedirán que se deje la medida en suspenso. El asunto volvería a los tribunales y su resolución podría tomar tiempo, dando a Djokovic la oportunidad de jugar el Abierto. En caso de ganarlo, quedaría solo al tope de la tabla de tenistas con más títulos de grand slam. Actualmente está empatado con Roger Federer y Rafael Nadal, todos con 20 títulos.
Su debut está programado para la semana que viene, ante su compatriota Miomir Kexmanovic.
Mientras se resuelve el caso, Djokovic podría ser obligado a permanecer en un centro de detención.
Y si fuese deportado, no podría solicitar una visa australiana por tres años. El serbio tiene 34 años, lo que implica que tal vez no tenga otra oportunidad de ganar el Abierto Australiano.
¿Por qué no se aisló tras resultar contagiado?
No está claro si esto afectará su visa, pero Djokovic se presentó en público después de enterarse de que su prueba de COVID-19 había dado positivo.
El jugador dijo que decidió no suspender una entrevista con el diario francés L’Equipe, pero que se mantuvo a distancia de los periodistas y se sacó la mascarilla solo para unas fotos. El periodista que lo entrevistó dijo que se hizo análisis que dieron negativo tras el encuentro. No se sabe si lo mismo sucedió con el fotógrafo.
Djokovic dijo que siguió adelante con la entrevista porque “no quería defraudar a los periodistas”, pero admitió que fue un ”error de juicio”.
Aseguró que, después de la entrevista, siguió todos los protocolos de aislamiento.
Los australianos
La opinión pública de los australianos fluctúa. Inicialmente pensaron que se daba un trato preferencial a Djokovic y se le concedía una exención a la vacuna en un país donde el 91,3% de las personas habilitadas para vacunarse lo han hecho.
Luego hubo una corriente de solidaridad con el serbio, cuando permaneció cuatro días retenido y nuevo cuando un tribunal falló a su favor.
Sin embargo, las últimas revelaciones acerca de su comportamiento en plena pandemia pueden haber generado otra ola de malestar.
La política
El gobierno del primer ministro Scott Morrison aprobó el manejo inicial del asunto. Estaba siendo cuestionado por su decisión de levantar las restricciones del COVID, que podría haber contribuido a la propagación del ómicron. Y tal vez quiso sumar puntos mostrándose duro en el tema de la inmigración. Ahora dice que dejará que el proceso siga su curso.
Pero Anthony Albanese, líder del Partido Laborista de oposición, ha criticado duramente al gobierno.
“Todo esto ha sido nefasto para la reputación de Australia, en lo que respecta a nuestra competencia. Es extraordinario que todavía no sepamos cuál será la decisión final”, expresó Albanese. “Esa decisión debió haber sido tomada antes de que se concediese la visa. O estaba habilitado o no”.
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