Edna Cowell revela las dos caras de su primo psicópata, Ted Bundy
‘Dark Tide: Growing Up With Ted Bundy’ detalla lo que fue para Edna descubrir que su propia sangre era capaz de cometer terribles crímenes.
¿Cómo no se dieron cuenta? Es lo que la sociedad piensa cuando se dan cuenta que la familia de un asesino no tenía idea de las atrocidades que su propia sangre era capaz de cometer.
Ese fue el caso de Edna Cowell Martin, prima del temido psicópata Ted Bundy.
Fue a finales de 1975 que Edna atendió la llamada de su hermano John, mientras trabajaba en Dutch Harbor, en Alaska.
Aquella vez, John le reveló a su hermana buenas noticias: un arresto en Utah llevó a las autoridades a creer que habían capturado a la persona detrás del secuestro y asesinato de varias universitarias en Seattle el año anterior.
Lo único ‘malo’ de esa noticia, era que el autor de tales crímenes era ni más ni menos que su primo, Ted, con quien Edna y John pasaron su infancia.
“Es Ted”, declaró John a Edna ese día.
Homicidio, abuso sexual, tortura y decapitación de más de 30 mujeres en Washington. Edna no podía creer que la persona detrás de todas esas cosas era sangre de su sangre.
Cuando pensaba en su primo Ted, Cowell de inmediato recordaba al joven amable con el que solía disfrutar de las tardes de verano pescando, nadando y persiguiendo cangrejos en la arena.
Después de la llamada de John, todos esos recuerdos se tornaron amargos y oscuros, reveló Edna, coautora del libro ‘Dark Tide: Growing Up With Ted Bundy’.
Louise Cowell se fue de Filadelfia en 1950 junto con su pequeño Ted de cuatro años y se mudó a Tacoma por el escándalo de su embarazo fuera del matrimonio. Al final Louise decidió vivir con el resto de la familia Cowell, de ahí que Bundy pasara mucho tiempo con sus primos Edna y John.
Cuando Louise se casó con Johnie Bundy, su hijo tomó el apellido de su padrastro, uno que se convertiría en un símbolo de tragedia y masacre. Gran parte de su infancia, Edna vio a Ted como alguien alegre y encantador.
Inside the dark family history that made Ted Bundy a killer https://t.co/sDhasoVzXz pic.twitter.com/3dOk9IkSrc
— New York Post (@nypost) July 20, 2024
Cuando inició sus estudios en la Universidad de Washington en Seattle a principios de los años 70, él se convirtió en su anfitrión, preparando espagueti para ella y sus amigos e incluso, participando en sus conversaciones.
Un buen oyente que te hacía sentir especial
Ted era buen oyente, una habilidad que usaría en el futuro para engatusar a sus víctimas, declaró la prima del sanguinario psicópata.
"Sabía cómo hacer que una persona se sintiera especial. Más adelante, aprendió que podía usar esta habilidad para su terrible ventaja".
Un cazador en la discoteca
En sus años universitarios, Ted una vez llevó a Edna a bailar, sin embargo, ella se dio cuenta que su primo no la invitó a eso. Después de varios años, Edna entendió que Ted la había llevado a la discoteca para ‘estudiar’ a las mujeres con ‘ojos de cazador’.
Cuando Bundy estaba bailando con una de las amigas de Edna, sus demonios internos eran difíciles de ignorar.
"La mandíbula de Ted estaba fuertemente apretada, y sus ojos usualmente azules parecían negros como el carbón. Era como si estuviera en otro lugar, en un universo completamente diferente... No era Ted”.
Durante los años universitarios de Edna, Seattle estaba atormentada por un hombre que atacaba, violaba y mataba mujeres.
Tanta era la confianza que Edna le tenía a su primo, que incluso cuando la policía anunció que el asesino probablemente conducía un Volkswagen Beetle color beige como el de Ted, ella y John jamás lo consideraron como sospechoso, ya que era un vehículo que la mayoría conducía en ese tiempo.
Por razones en ese momento desconocidas, los asesinatos en Seattle se detuvieron después de tres años, tiempo que corresponde con la estancia de Bundy en la ciudad y su partida para la facultad de derecho en Utah.
Cuando muertes similares de mujeres solteras comenzaron a ocurrir en Utah y Colorado, se volvió más evidente que Bundy tenía algo que ver.
Ted fue arrestado en Utah por intento de secuestro, no obstante la falta de pruebas le otoró su libertad. Después de eso, regresó a Seattle y salió con su prima Edna una última vez. Para este punto, la mente de Cowell estaba realmente conmocionada.
‘Soy EL Ted Bundy’, la confesión de un asesino serial
Un día, una amiga de Edna le preguntó a Bundy si era el sujeto cuyo nombre cubría la primera plana de los periódicos. Ted con gran orgullo le contestó: “Si, yo soy EL Ted Bundy”.
Aquella noche, Edna vio a su primo en la esquina de una calle concurrida girando en su lugar.
“Soy Ted Bundy, soy Ted Bundy, soy Ted Bundy”, repitió cientos de veces Ted Bundy con los brazos extendidos.
Esa fue la última vez que Edna Cowell vería a su primo.
"Mi primo, que era más como un hermano. Mi bromista, protector y confidente. Mi amigo. Lo había hecho. Todo".
Con información de New York Post